Tras El Faro de Ourense, Tono Arias trabajó durante tres años en El Correo Gallego, pero el trabajo en la prensa analógica de aquella época era agotador, al tener que quedarse revelando hasta la medianoche para que las fotos pudieran ser publicadas en el periódico del día siguiente.
Se cansó y lo dejó para formar, junto a tres socios, una empresa de fotografía comercial aprovechando que comenzaba el Xacobeo de 1993 «y pensamos que era un buen negocio».
Luego se mudó a La Estrada, cerca de Santiago y abrió otra empresa de fotografía comercial dedicada a la fotografía industrial y a la publicidad a lo grande, donde hacía fotografía de ambientes, de muebles… que cerró con la crisis en 2008. Y allí, en La Estrada, ideó ‘Dispara’, la fotolibrería más famosa de toda España.
«Compré un local y monté una librería y espacio cultural donde hacer exposiciones, talleres, presentaciones de libros, jornadas de fotografía contemporánea e incluso teatro». Pese a ser una zona poco poblada –La Estrada tiene 2.000 vecinos, que suman 20.000 en la comarca-, Dispara funciona gracias a Internet. «Me empezaron a interesar los libros y me enganché. Tengo 1.500 libros en el catálogo».
Porque, además de las fotografías que realizaba por encargo, Tono Arias siempre ha hecho sus propias fotos y llevaba un tiempo haciéndolas aún con más intención.
«Trabajo en Dispara de lunes a sábado y dedico los domingos a mi fotografía y los domingos es cuando se celebran el carnaval, las romerías, la Rapa das Bestas… Por eso hago estas fotos», le cuenta a Gustavo Bravo.
Corría el año 2006 y Tono Arias empezó a ir todos los domingos al monte, que es donde es más feliz y disfruta de su experiencia personal de subir, comer allí, cansarse, regresar manchado de polvo… «Ahí es donde disfruto de la fotografía que me interesa».
Aunque antes ya había ido a las Rapas das Bestas, al ser fotógrafo de prensa, ahora lo hacía continuamente, levantándose todos los domingos a las seis de la mañana, para llegar antes de que las cosas empezasen a pasar y quedarse hasta el final, para «captar esos momentos en los que dejan de pasar las cosas».