La exposición ‘Puccini fotógrafo’ que este mes de julio de 2024 se expone en el Teatro Real de Madrid gira en torno a una gran pasión -hasta ahora inédita- del insigne compositor italiano Giacomo Puccini: la fotografía.
El descubrimiento de esta disciplina, que Giacomo Puccini inicia alrededor de 1894, cuando su práctica prolifera entre aficionados entusiastas, añade una pieza clave al conocimiento sobre su figura. En la producción de Puccini se descubren pasajes de sugestivo lirismo en los que la naturaleza se convierte en protagonista al tiempo que la figura humana se reduce comúnmente a una pequeña silueta en la inmensidad del paisaje. Son composiciones visuales bien calibradas, en ciertos casos asimilables a las obras de amigos pintores, pero siempre provistas de un barniz personal.
Cuando se encuentra lejos de Italia, Puccini parece dejarse seducir por los lugares que visita con una lucidez que transciende las actitudes del mero turista. En Nueva York queda impresionado por el urbanismo y por los grandes puentes; en Egipto, por los paisajes y sus pobladores más, si cabe, que por los monumentos. Es la cotidianeidad lo que despierta su curiosidad.
No son tampoco escasas las fotografías en las que Puccini captura su sombra. No se trata de una figura cualquiera, sino de esa reconocibilísima silueta masculina que —tocada con su inseparable sombrero, ligeramente ladeado— hoy ha pasado a la historia. Constituyen estas instantáneas perfecto ejemplo del celo dispensado a la construcción de la propia imagen, de la que será por completo consciente y de la que, vislumbrado precozmente las posibilidades que la fotografía le brindaba, se servirá como medio para acrecentar su popularidad.