Exposición ‘Puccini fotógrafo’ en el Teatro Real
El Teatro Real de Madrid acoge del 1 al 22 de julio de 2024 la exposición ‘Puccini fotógrafo‘, en torno a la gran pasión por la fotografía del insigne compositor italiano Giacomo Puccini (1858 – 1924). Apasionado observador, Puccini se dejó seducir por la naturaleza, por los escenarios de las ciudades que visitaba, e incluso por su propia sombra, proyectada en sus fotografías. Es la primera vez que el Teatro Real acoge una exposición de fotografía de PhotoEspaña.
La faceta como fotógrafo del compositor Puccini
El compositor Giacomo Puccini comenzó a hacer fotografías en 1894. En su obra fotográfica destacan pasajes de sugestivo lirismo donde la naturaleza es la protagonista mientras que la figura humana pasa a un segundo plano, se reduce a una pequeña silueta del paisaje. Todas las fotografías son composiciones visuales bien calibradas que se asemejan a los trabajos de amigos pintores, pero siempre dotadas de un toque personal.
En su estancia lejos de Italia, Giacomo Puccini se dejó seducir por lugares como Nueva York donde destaca su urbanismo y grandes puentes; Egipto y sus paisajes y pobladores, así como por los monumentos.
'Puccini fotógrafo': la exposición de las fotos del famoso compositor italiano
La exposición ‘Puccini fotógrafo’ que este mes de julio de 2024 se expone en el Teatro Real de Madrid gira en torno a una gran pasión -hasta ahora inédita- del insigne compositor italiano Giacomo Puccini: la fotografía.
El descubrimiento de esta disciplina, que Giacomo Puccini inicia alrededor de 1894, cuando su práctica prolifera entre aficionados entusiastas, añade una pieza clave al conocimiento sobre su figura. En la producción de Puccini se descubren pasajes de sugestivo lirismo en los que la naturaleza se convierte en protagonista al tiempo que la figura humana se reduce comúnmente a una pequeña silueta en la inmensidad del paisaje. Son composiciones visuales bien calibradas, en ciertos casos asimilables a las obras de amigos pintores, pero siempre provistas de un barniz personal.
Cuando se encuentra lejos de Italia, Puccini parece dejarse seducir por los lugares que visita con una lucidez que transciende las actitudes del mero turista. En Nueva York queda impresionado por el urbanismo y por los grandes puentes; en Egipto, por los paisajes y sus pobladores más, si cabe, que por los monumentos. Es la cotidianeidad lo que despierta su curiosidad.
No son tampoco escasas las fotografías en las que Puccini captura su sombra. No se trata de una figura cualquiera, sino de esa reconocibilísima silueta masculina que —tocada con su inseparable sombrero, ligeramente ladeado— hoy ha pasado a la historia. Constituyen estas instantáneas perfecto ejemplo del celo dispensado a la construcción de la propia imagen, de la que será por completo consciente y de la que, vislumbrado precozmente las posibilidades que la fotografía le brindaba, se servirá como medio para acrecentar su popularidad.