Y el libro de Hugo Ángel es un proyecto editorial acerca de la identidad, la diversidad y el poder.
Asociación Ilícita es un concepto jurídico penal que denomina una agrupación que se constituye con el objetivo de cometer un acto contrario a la ley. En base a esta denominación muchas veces se articulan artificios legales, distintos montajes y estrategias encubiertas para tipificar y estigmatizar desde una lógica penal a organizaciones y grupos humanos de distinta condición social, étnica, ideológica, racial, política, sexual y que bajo esta figura son clasificados, etiquetados y excluidos del orden social y valórico. Muchas de estas organizaciones y disidencias son determinados como una amenaza a la integridad de la sociedad, aplicándose todo tipo de “dispositivos de seguridad” y ordenamientos discursivos por las instituciones, los agentes del estado, los medios de comunicación, etc. De esta manera se desplaza este término jurídico a un proyecto visual-fotográfico, adquiriendo una dimensión política y crítica. Un conjunto de personas retratadas sin conexión unas de otras, pero que ficcionalmente al ser puestas en un espacio de representación común, espacio industrial carcelario del edificio de la Perrera, aparentan una “asociación ilícita” a modo de simulacro y desplazamiento simbólico.
El proyecto fue realizado durante la pandemia, por lo que el contexto de producción de estas fotografías ha sido estos tiempos de contagio, de distancia social, en que el “otro”, el virus, el extranjero, es visto con desconfianza y temor, tiempos en que la negación del otro extraño domina los discursos, el miedo a la diferencia y a lo distinto, que propaga la ideología del modelo neoliberal que impulsa la proliferación de lo igual. El contagio nos propaga y disemina todo tipo de intercambios, fluidos, afectos, sustancias, palabras, ideologías, imágenes. Somos seres de contagio, de mixturas, de contaminación. Venimos a mundo por un contagio simbiótico y sexual de fluidos y células. La inmunidad es un privilegio biopolítico, la asepsia del modelo responde a los grupos de poder, los inmunes no se mezclan, temen la diferencia y al otro, la inmunidad del capital. Algo político siniestro y tácito se desnudaba completamente en esta pandemia: el cinismo y la hipocresía del poder frente a los cuerpos, hay cuerpos que importan y otros que no, los que serán excluidos de un acto de protección inmunológica. Hay cuerpos inmunes productivos y poderosos y otros que se sumergen en el desdén y el desamparo, viviendo en los terrenos baldíos, en los intersticios y fisuras del modelo. Según la antropóloga Emily Martin lo que entendemos por inmunidad se construye colectivamente a través de criterios sociales y políticos que producen alternativamente soberanía o exclusión, protección o estigma, vida o muerte.