En sus paseos fotográficos por el tercer paisaje -esos espacios residuales que están al margen de la actividad económica humana y a los que nadie presta atención- ella encuentra una lógica y un valor.
«Hay una sensación muy bonita de soledad y de descubrimiento de huellas, de presencia humana. En ese espacio aparentemente no pasa nada, pero hay usos humanos en ese territorio», le cuenta al periodista, fotógrafo y profesor de fotografía Gustavo Bravo en una entrevista concedida a La Tercera de FotoKalea, origen del metaverso de la fotografía ‘Jardín Remoto’.
«Estos espacios tienen sus lógicas y hay que darles un valor. En las zonas residuales de la actividad humana hay futuro: es una utopía contemporánea. La acción brutal del humano en el territorio se puede recuperar. Hay que permitir espacios en los que el humano no intervenga para proteger la biodiversidad, pues en realidad estos lugares reconquistados por la naturaleza son una de las principales reservas de biodiversidad a día de hoy».
María Azkarate centra su mirada en los solares vacíos, los bordes de las carreteras, las lindes tanto del paisaje urbano como del rústico, entre parcelas, en los ribazos, en las zonas que se dejan sin cultivar… Azkarate repara en esa naturaleza que vuelve a colonizar los espacios que han tenido un uso humano o a los que, en el proceso de ordenación del territorio, no se les ha dado un uso. María Azkarate repara en lo que vendría a ser algo así como la ‘basura’ de la ordenación del territorio.
«Pienso que esas plantas podrían ser edificios. Son muy interesantes desde el punto de vista plástico. Me descubrí mirando con mucho asombro e interés aquellas plantas secas. El mundo es infinito, cada rincón del mundo es inagotable desde el punto de vista del conocimiento. A medida que se va consolidando el tercer paisaje, las especies se van consolidando. Cada espécimen podría ser objeto de estudio durante años», le explica María Azkarate a Gustavo Bravo.
A María Azkarate, que sabe mirar y escuchar, el tercer paisaje de la ciudad le habla. «Los paisajes intentan contar pequeños acontecimientos: acontecimientos propios de la vegetación (una determinada manera de crecer y apropiarse del territorio) o de los usos humanos». No hay idea romántica del tercer paisaje, sino crudeza.
Toda acción de ordenación del territorio genera espacios residuales que no tienen uso humano ni explotación económica prevista. Y hubo una explosión de estos espacios en la crisis del ladrillo de 2008. «De 2008 a 2015, con las grandes urbanizaciones abandonadas por la crisis, en esas parcelas vacías tenemos grandes jardines, aunque nos cueste identificarlos como tal». Por ello en sus fotografía María Azkarate se centra mucho en la vegetación más que en las características espaciales de estos espacios que fotografía con intención desde el año 2017.