En la obra del fotógrafo extremeño Lorenzo Humeras el tiempo se queda. Los objetos hallados nos hablan de los habitantes de estos lugares enlazando pasado y presente. Evoca la belleza en el abandono, y la soledad recrea estos lugares y les da nueva savia. Aquí, la imaginación se despliega sin límites. Se trata de retratar la ausencia, lo que queda, los restos de la memoria, las almas que estuvieron en estos espacios, los solares en que los vecinos depositan lo que formó parte de su vida y las dejaciones. Hospitales de enfermedades que ya no existen, mansiones y teatros, escenarios de tantas vivencias… Interiores en los que las paredes acumulan energía. En estos ciclos entre lo orgánico y lo corruptible está presente la vida que desde el subsuelo asciende y se apodera de los muros. En la opinión del autor la muerte no existe sino solo la transformación.

En su obra, Lorenzo Humeras explora la transformación de la materia con el paso del tiempo.

Lorenzo Humeras se interesa por el transcurrir del tiempo y el poso que deja.

En sus fotografías, la decadencia de los espacios se convierte en belleza.

Uno de sus temas es la soledad en las grandes urbes (Lisboa, Londres o Madrid),