Como afirma Pablo Blezo, «el trabajo de Ricardo Cases responde a una pulsión, la necesidad personalísima de encontrar respuesta a una incógnita visual cuyo único objetivo es, en primera instancia, saciar su propio interés. Una motivación inagotable que lo anima a experimentar sobre el propio medio y su capacidad para narrar en el ámbito de la crónica documental. En definitiva, su aproximación se caracteriza por la ausencia de un plan más allá de resolver aquí y ahora la pregunta que se hace a sí mismo.
Fotografía donde habita, primero, por una cuestión puramente pragmática, pues esa pulsión requiere de un «campo de prácticas» cercano y accesible, y segundo, porque decide fotografiar lo que le emociona y esa emoción reside en su propia cotidianeidad. Trabajar sobre la propia realidad es un compromiso generoso y supone un reto al alcance de muy pocos, pero que, cuando se hace a conciencia, resulta en una fotografía de mayor profundidad y riqueza.
El trabajo de Ricardo es pues una concatenación de ideas cosidas firmemente por la forma de aproximarse a ellas y la coherencia de una vasta investigación visual desarrollada a lo largo de su carrera. El resultado es un archivo con dos capas, una local, que nos ofrece una lectura de nuestra memoria visual, y otra universal, que nos ofrece un relato contemporáneo sobre la naturaleza del ser humano».
Según Luis lópez Navarro, «El trabajo fotográfico de Ricardo Cases está relacionado siempre con los anhelos del ser humano: los anhelos profundos y universales del ciudadano de la sociedad de masas, que lucha contra la banalidad en un esfuerzo por trascender y confronta su dignidad a un medio siempre poco glorioso. Para ello orienta la mirada a las expresiones del folclore contemporáneo, buscando la verdad del español entendido como un hombre de pueblo obligado a vivir en la ciudad, en la modernidad. Más allá de una apariencia pop, distanciada y cínica, le interesa lo humano y antropológico. Más allá de lo social y lo documental, le interesan las pulsiones sinceras y universales que laten bajo la superficie banal, kitsch y poco glamourosa de la España contemporánea«.