Tras citar trabajos posteriores como ‘One can only give examples of it’ (2018) la fotógrafa explica que comenzó a reflexionar “sobre cosas que apenas podemos percibir o pequeños cambios que muestran el paso del tiempo”, inspirada en Marcel Duchamp y lo que es para él ‘lo infraleve’.
De nuevo gracias a una beca llegó su primer libro, con la editorial Dispara, presente en el Experience. Dicho libro titulado ‘El recinto circular’ es “uno de los grandes regalos” de su carrera.
“Me gusta pensar en este trabajo como los sedimentos de un río que arrastrados se acaban acumulando en un mismo lugar”, señala en alusión a esta publicación que recoge el trabajo fotográfico de varios años en una especie de “dispositivo conceptual”.
Otros trabajos posteriores son, por ejemplo, ‘Ejercicios de mimetismo III’ (2022) y ‘Las hijas de Minerva’ (2024), que surge de un encargo de PhotoEspaña con Alejandría Cinque, con quien ya había trabajado anteriormente. La premisa era dialogar con el Museo del Romanticismo de Madrid, con este espacio, su historia y su colección.
“Nos interesó cómo los espacios estaban segmentados y divididos según los géneros, con estancias destinadas a los usos femeninos y otras a los hombres”, explica, en concreto la sala de billar, “destinada a la sociabilidad masculina aunque las mujeres podían estar allí mirando”. En este trabajo San Segundo y Cinque hablan del billar “como una lucha en la que unas mujeres luchan por desprenderse de esos roles femeninos de la época” y construyen “una serie de minervas que replican la vestimenta de esta diosa y sus atributos de guerrera sabia” y que “desafían esos roles de género del siglo XIX, de los que todavía somos herederas”.
En estos momentos la fotógrafa se encuentra inmersa en el proyecto ‘Compañía nacional de danza’, junto al estudio de diseño Tres tipos gráficos, para renovar la imagen de ésta, traduciendo “a un lenguaje conceptual” las historias que narran las obras que ponen en escena.
En este punto San Segundo hace una confesión, en estos momentos no tiene equipo fotográfico tras estropearse su cámara y no poderse permitir la compra de una nueva, “entre otras cosas porque una escuela me debe mucho dinero”, algo que no parece quitarle el sueño demasiado, ya que está acostumbrada a trabajar “con pocos recursos” e incluso se ha servido últimamente de cámaras desechables.
“No se trata tanto de cómo es la imagen, sino de hacia donde nos lleva y ese es un lugar desde el que quiero trabajar ahora”, indica, y así también entran en sus planes “proyectos no fotográficos, como las artes escénicas o la escultura”.