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Navia comparte todo los detalles de su último libro en Jardín Remoto Experience 2024

Navia comparte todo los detalles de su último libro en Jardín Remoto Experience 2024

El fotógrafo José Manuel Navia ha presentado su último libro Un reino maravilloso este sábado 9 de noviembre de 2024 en Jardín Remoto Experience. Navia ha impartido una ponencia en la que ha confesado que su “distancia ideal” a la hora de fotografiar es “de tú a tú con las personas y los espacios”. Ha hecho repaso por toda su obra desde los orígenes y hasta este último libro y ha reflexionado y compartido con los asistentes sus mayores aprendizajes.

Navia: ‘La palabra y la fotografía’

El último ponente de la jornada del sábado 9 de noviembre de 2024 en Jardín Remoto Experience José Manuel Navia (Madrid, 1957) ha contado en su charla en el convento de los Menesianos de Nanclares de la Oca (Álava) que compagina la fotografía con su faceta de docente de esta materia en el Grado de Comunicación de la Facultad de Filosofía y Letras de Universidad de Alcalá, en la que se formó, “una de las experiencias más emocionantes de los últimos años”.

En este sentido, explica que le permite “enseñar algo de fotografía” a esos jóvenes “nativos digitales, gente que ha nacido con la misma capacidad de generar imágenes como con la que generamos palabras” y “aprender” de ellos “una forma distinta de entender la imagen distinta, a veces marciana”, para él.

“El mundo cambia y es maravilloso que cambie”, reflexiona. Navia se confiesa como “obsesivamente insistente en una manera de fotografiar que ha pasado por muchas vicisitudes”. Así recuerda el analógico, en blanco y negro, el paso al color y a la fotografía digital, y señala que trabaja “en equipo” con su mujer Carmen Martín y Marta Martín, con las que comparte “la misma obsesión” y que se encargan de edición y laboratorio digital.

El fotógrafo reflexiona, sobre dos cambios radicales que, a su juicio, ha experimentado la fotografía, por un lado en su relación con las artes plásticas con “el aterrizaje de los artistas en el mundo fotográfico”, algo que ve “absolutamente enriquecedor para la fotografía, sobre todo”, pero también con respecto a los fotógrafos ‘amateurs’.

Así señala que cuando él era joven “se trataba con cierto desprecio a los aficionados”, un mundo que para los profesionales como él era “casi despreciable o digno de ser despreciado”, lo cual “ha cambiado por completo”. “Ganarse la vida con la fotografía es cada vez más difícil y por otra parte personas que tienen otros recursos económicos han aterrizado en la fotografía por el mero placer de fotografiar”, señala.

Por otro lado, Navia recuerda su trabajo “germinal como fotógrafo” a inicios de la década de los 90 en Marruecos, cuando decidió abandonar la fotografía de prensa en estricto sentido.

Los reportajes fotográficos con valor conceptual

Navia confiesa en su ponencia en Jardín Remoto Experience 2024 que “no quería ser fotoperiodista, ni de información, ni de política, ni de deportes, ni de guerra, yo quería hacer reportajes, el género más maravilloso”, asegura.

Para él “el reportaje tenía que tener un valor conceptual, no se trataba solo de fotografiar con más o menos calidad”. Navia explica que su “sueño” era “convertir la cámara en la libreta de notas” que le acompañaba y que “se volvió más indispensable que la cámara”. “Mi sueño era compaginar la imagen y la palabra”, incide.

Para Navia, la palabra, la filosofía, el ensayo y la literatura eran su “verdadera obsesión” y la fotografía su “devoción” y “tenía que fundir esos dos mundos”. Tras mostrar un retrato que realizó al escritor marroquí Mohammed Choukri, autor de ‘El pan desnudo’ en un hotel de Tánger, el fotógrafo recuerda que él le dijo que “nació pobre como las ratas, pero podía escribir lo que quisiera porque era un Mohammed cualquiera, no tenía un apellido de abolengo que ensuciar”.

“Me lo pido”, dice divertido Navia, que apunta que él también se sentía “un Mohammed cualquiera”, que “podía intentar hacer lo que me diera la gana” y que suele fotografiar a la gente que le “importa”.

"Que la cámara no sea un obstáculo en tu relación con el mundo, sino un puente"

- Navia

La cámara como puente con su compromiso moral

Continúa Navia contando a los asistentes de Jardín Remoto Experience 2024 que “no me interesa el mundo de los ricos, puede ser fascinante, pero no me interesa, no es mi mundo y me interesa trabajar con la gente cercana a mi mundo, es un compromiso moral”, explica, al tiempo que reconoce que se siente “orgulloso” de haber sido “coherente en esta manera de relacionarme con el mundo, como un Mohammed cualquiera”.

Para desarrollar su trabajo Navia decidió recurrir a dos “equipos gemelos de cámaras pequeñas”, que “se adaptaran bien a lo que hacía”, con tres ópticas de 28, 30 y 50 mm.

El fotógrafo buscaba “que la cámara no fuera un obstáculo” en su relación con el mundo, sino “un puente. “La excusa para estar en el mundo y que la gente lo entendiera sin mayor obstáculo”, añade.

Recuerda Navia también que es “perro de muchas leches, del sur y del norte” y la vida en una corrala de Madrid con su abuela Ana, “una andaluza de pueblo con gran riqueza verbal” de la que heredó su “amor por las historias”.

La vuelta al mundo para regresar a su aldea

Los primeros recuerdos de narraciones con imágenes los tiene Navia en su niñez, cuando su abuela relataba historias mientras miraba sus fotografías.

“Mi abuela ilustraba sus narraciones con las viejas fotografías de la familia que se guardaban en cajas de carne de membrillo, las sacaba y cada vez las contaba de una manera”, y con aquellas narraciones “te estaba describiendo el mundo”, les cuenta emocionados a los asistentes de Jardín Remoto Experience.

“Esas personas eran artesanas del lenguaje, lo usaban como podían y lo forzaban para que les sirviera de herramienta para narrar”, dice, porque, para él “a veces cuando aprendemos las reglas perdemos espontaneidad”.

El fotógrafo explica que eligió trabajar en Marruecos como “homenaje” a su abuela, porque estar allí era como estar en su pueblo de Andalucia y los fotógrafos “se interesan por su mundo cercano”. De Marruecos, así como de Portugal e Italia, recuerda los colores “puros”, que son su predilección, con “densidades muy antas y ciertas gamas cromáticas” y sus similitudes con España.

“Es como si fotografiaras el pasado de tu cultura, un sueño de los fotógrafos”, apunta, porque cada vez que se fotografía “categorizamos algo como pasado, nos gustaría volver atrás en el tiempo”. “Ese ejercicio es muy fascinante y a mi estos mundos me lo aportan”, señala Navia.

Por otro lado, afirma que su “distancia ideal” a la hora de fotografiar es “de tú a tú con las personas y los espacios”. Tras recordar sus trabajos en Paraguay o en Nueva York, Navia reflexiona sobre el hecho de que, a veces, los encargos “enseñan a hacer de la necesidad virtud” y, aunque se hagan “obligados” pueden los “mayores aprendizajes”.

Así apunta que él siempre se negó a diferenciar como fotógrafo entre “trabajo el trabajo alimenticio y profesional”, algo que califica de “enfermedad” de su época. “Esto se traducía en que el trabajo alimenticio era una mierda, porque no lo disfrutaban, y el personal no lo vimos porque muchos se fueron a la tumba sin enseñarlo”, lamenta.

Navia recuerda su trabajo como editor gráfico en El País Semanal a mediados de los 90, “justo antes de empezar internet”. “Fue el mejor año de mi vida, una experiencia maravillosa”, recuerda.

Para él, El País era “el mejor escaparate para publicar fuera” y, además, en aquella década de los 90 “había dinero y si confiaban en ti había posibilidades de experimentar”. “La prensa financiaba nuestros sueños, aunque eso no lo tenía que notar el que te pagaba”, ironiza.

Pero pese a sus trabajos fuera del país, Navia nunca abandonó “la España interior”, con trabajos como ‘Castilla’, o ‘Nostos’ sobre “la idea de viaje como retorno al hogar”. “Quería volver a centrarme en trabajar en mi tierra”, señala.

Para Navia “hay gente que nace con la inteligencia o el privilegio de conocer cual es el camino a casa” y otros como él que tiene que “dar la vuelta al mundo para encontrar el camino a nuestra aldea” y eso es ‘Nostos’, de Ediciones Anómalas, que “se sustenta en la memoria, el viaje y el territorio”.

José Manuel Navia y la fotografía autobiográfica

Continúa Navia contando a los ensimismados asistentes de Jardín Remoto Experience que la fotografía “tiene un carácter muy autobiográfico para mí pero cuando hablo del mundo hablo de mí”, apunta, porque insiste en que únicamente fotografía aquello que siente “cercano” y “el lenguaje fotográfico es más potente cuando tiene una motivación detrás”.

El fotógrafo habla también de su último trabajo ‘Un reino maravilloso’, recién presentado y fruto de tres años de trabajo (2022-24) por la provincia y ciudad de Cuenta, que toma el relevo de ‘Alma tierra’, sobre la que se conoce como España vaciada.

De aquel dice que “fue muy duro”, porque, en cierta manera supone “asistir al final de la cultura campesina”, algo que le “sobrecoge”. Así, con ‘Un reino maravilloso’, Navia quería hacer algo que le “sanara, entre comillas, de ese ejercicio” anterior, y “volver a trabajar en ese entorno que me atrae, no solo rural sino también urbano, con una mirada puramente fotográfica”.

“El título una vez más me lo regaló Miguel Torga”, apunta, para explicar que “se trataba de crear un reino imaginario a partir de un territorio real”, algo que es “lo más fascinante” para él.

“Quería estar cerca de las tradiciones pero desde esa irreverencia manchega, fotografiar cosas vulgares que la luz ponga en valor, o crear sensaciones por relaciones puramente visuales”, señala, para añadir que se trata de “un viaje sentimental totalmente subjetivo a un territorio” de su elección.

El espíritu crítico que da la espalda a las modas

Finalmente, en su ponencia en el simposio nacional de fotografía de autor Navia confiesa que reniega de las modas: “me encanta que haya cosas distintas”.

“Ahora cada vez se imprime más con papel mate, claro que tiene un tacto precioso, pero el estucado permite reproducir unos tonos que yo busco”, apunta.

“Por estar a la moda no voy a renunciar a unos tonos”, reconoce fiel a su obra. “No tenemos, nadie tiene obligación, de seguir nada, somos fotógrafos para ser libres y cada uno tiene que hacer lo que le gusta”, destaca.

Como consejo recomienda que si tienes “la convicción de que algo es lo que quieres hacer, lo hagas, sin darle más vueltas”.

“Es muy importante no perder el espíritu crítico y la libertad de hacer lo que queremos hacer”, aconseja.

Revisión de portfolios

Tras su ponencia del sábado 9 de noviembre, el domingo 10 de noviembre por la tarde Navia revisó durante cuatro horas los proyectos fotográficos de los asistentes de Jardín Remoto Experience, en turnos de 15 minutos, para inspirar y dar ideas a los participantes en torno a cómo convertir su obra en fotolibros, fanzines o cualquier otro tipo de publicacióm impresa.

Navia revisó los trabajos fotográficos de Iván Martín, Lorena Lacalle, Iñigo Deangulo, Silvia Terreros, Maryge Rosado, Juanjo Martínez, Carol Cube, Paquita Martos, Pedro A. González, Jorge Bravo, Adirane  Azkuenaga e Izaskun Pérez.

Un Reino Maravilloso

Joseé Manuel Navia presentó en primicia su último fotolibro, Un reino maravilloso, editado por Ediciones Anómalas y fruto de tres años de trabajo (2022-2024) por la provincia y la ciudad de Cuenca, en un intento de reconstruir un territorio imaginario a partir de la riqueza y variedad de esta provincia.

Un viaje fotográfico, sentimental y demorado, a uno de esos reinos maravillosos que siempre están ahí, esperándonos, tal como un día nos enseñó el escritor portugués Miguel Torga, refiriéndose a su Tras-os-Montes natal (con el que Cuenca guarda no pocos paralelismos):

«Voy a hablarles de un Reino Maravilloso. Aunque muchas personas digan que no, siempre hubo y habrá reinos maravillosos en este mundo. Lo que es preciso, para verlos, es que los ojos no pierdan la virginidad original ante la realidad y que el corazón no dude».

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Sandra Remon

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