Los polípticos y las naturalezas muertas de la fotógrafa Jan Groover se exponen en Tabakalera
Este verano de 2023 podremos conocer de primera mano el singular proceso creativo de la fotógrafa estadounidense Jan Groover (Nueva Jersey, EEUU 1943 -Montpon-Ménestérol, Francia 2012) en una exposición que reúne 150 fotografías y objetos de esta artista experimental que tanto influyó en la fotografía moderna.
Del 21 de julio al 12 de noviembre de 2023
Si nos acercamos a Tabakalera San Sebastián entre el 21 de julio y el 12 de noviembre, podremos disfrutar la muestra, que realiza su tercera parada europea, procedente de Photo Elysée de Lausanne (Suiza) -entidad depositaria del fondo personal de la artista- y de la Fondation Cartier-Bresson de París.
Esta exposición llega once años después de la muerte de la fotógrafa formada como pintora. Jan Groover estudió Pintura de 1961 a 1965 en el Pratt Institute de Nueva York. Su primera cámara de fotos la compró en 1967, a los 24 años de edad. Su aprendizaje fotográfico autodidacta fue en palabras suyas su «primer acto como adulta».
En palabras de las comisarias de esta muestra, Émilie Delcambre Hirsch y Tatyana Franck, sus primeras imágenes fueron fotos triviales de su entorno, pero pronto se convirtieron en complejos polípticos que combinaban varias tomas entre sí. Políptico es un término de la historiografía del arte para designar a una pintura (tras el nacimiento de la fotografía, también para designar a una obra fotográfica) dividida en múltiples secciones o paneles. El número de sus paneles determina su denominación específica: «díptico», dos paneles; «tríptico», tres paneles…
La disposición específica de sus polípticos generaba todo un juego visual que no sólo giraba en torno al objeto representado —deliberadamente eclipsado o, por el contrario, multiplicado—, sino también en torno al ritmo, el espacio y la temporalidad. En aquella época, Jan Groover exploraba las características propias del medio fotográfico, tales como su capacidad para aislar visualmente un fenómeno del resto del mundo y abstraerlo del tiempo, así como sus capacidades miméticas.
Sus polípticos, punto de partida de su reflexión formal y plástica, se exhibieron en 1974 en la Light Gallery de Nueva York, pionera en el campo de la fotografía contemporánea.
Naturalezas muertas
En 1977, a los 34 años de edad, Jan Groover comenzó a fotografiar de manera totalmente innovadora utensilios de cocina, verduras y otros objetos, que yuxtaponía tras diseñar bocetos previos, primero en color, para pasar después a crear fotografías casi monocromáticas y acabar en blanco y negro. La naturaleza muerta fue una temática a la que volvió de manera recurrente a lo largo de toda su carrera.
Ese apego a un género figurativo esencial procede sin duda de la formación de Groover como pintora, que reforzó su intuición de que un artista debe «fabricar» su propia visión de las cosas, sin dudar en representar aquellos elementos que tiene a su alcance. La naturaleza muerta es el vínculo entre las temporalidades y las formas de representación en torno a las cuales gravita toda la obra de Jan Groover.
Impresión en platino-paladio
Las impresiones por contacto en platino y paladio fascinaron a Jan Groover en los años 80. Patentado en 1873 por el inventor británico William Willis, el proceso del platino permite crear impresiones por contacto, con una reproducción monocromática que recuerda al grabado, a base de intensos tonos negros y sutiles grises. El platino a veces se reemplaza o se mezcla con paladio, que «calienta» los medio tonos de la imagen hacia el marrón.
Aunque este proceso fue cayendo en desuso, en los años sesenta y setenta suscitó un renovado interés por parte de algunos fotógrafos contemporáneos, como Irving Penn. Esos artistas compartieron un entusiasmo común por los procesos antiguos (llamados «alternativos») y artesanales que les permitió revisar la historia técnica de dicho proceso.
Jan Groover descubrió el proceso del platino-paladio en 1979 gracias a su colega Jed Devine. Aunque al principio la técnica le pareció demasiado «romántica» y totalmente anacrónica, acabó por rendirse a sus encantos. Esta práctica marcó una nueva etapa en su trabajo, que la llevaron a explorar géneros diferentes de la naturaleza muerta, como el paisaje, el retrato y el desnudo.
A los 48 años de edad, en 1991, Jan Groover dejó Estados Unidos y se mudó a Francia junto a su marido a Francia. Aunque en un principio habían planeado instalarse en París, acabaron comprando una casa de campo cerca de Montpon-Ménestérol, un pequeño pueblo de la Dordoña, donde murió a los 69 años de edad.