En 1946, a la edad de 23 años, Leiter tomó un tren desde su casa en Pittsburgh a la ciudad de Nueva York, abandonando la educación teológica que esperaba su padre rabino para perseguir su sueño de convertirse en pintor. La amistad de Leiter con el pintor Richard Pousette-Dart y el fotoperiodista W Eugene Smith alentó su creciente interés por la fotografía, abriéndolo a un círculo que se conoció como la Escuela de fotografía de Nueva York, que incluía a Diane Arbus, Richard Avedon y Robert Frank. A finales de la década de 1940, Leiter comenzó a experimentar con la fotografía en color en una época en la que el medio estaba en su infancia y sus contemporáneos fotografiaban en blanco y negro. Influenciado por una variedad de fuentes que incluyen el postimpresionismo francés, los grabados japoneses y el expresionismo abstracto, sus fotografías pictóricas y a menudo casi abstractas buscan evocar una atmósfera y capturar la quietud y la belleza en el ajetreo y el bullicio de la ciudad. De los años 1950 a 1980 se ganó la vida como fotógrafo de moda para revistas como Harper’s Bazaar, Queen y British Vogue y su trabajo personal, que incluía fotografía callejera y retratos, pasó desapercibido.
Leiter utilizó varias técnicas, incluidos teleobjetivos, para mejorar la calidad pictórica de sus imágenes y transformar escenas callejeras aparentemente mundanas en poesía visual: fotografiar bajo la lluvia y la nieve, fotografiar ventanas y superficies reflectantes para combinar elementos en diferentes profundidades y ángulos oblicuos, utilizando humo que se eleva desde las aceras para crear contrastes de enfoque y se fija en destellos de color sorpresa: un paraguas rojo, un semáforo en verde, el destello amarillo de un taxi que pasa. Incluso rodó con película envejecida o dañada, lo que permitiría cambios sorprendentes de luz y color. Un fuerte sentido de la curiosidad lo convirtió en un estudiante de toda la vida, y conservó su espíritu de exploración y espontaneidad a lo largo de su dilatada carrera, tanto en su fotografía callejera como en sus imágenes de moda.
La casa y el estudio de Leiter, donde vivió desde 1953 hasta su muerte en 2013, alberga ahora la fundación que lleva su mismo nombre. Tras su muerte, la fundación inició un estudio de su inmenso archivo de más de 80.000 objetos, incluidas fotografías, pinturas y notas en color y en blanco y negro.
La exposición llega procedente de la MK Gallery de Londres, donde ha estado expuesta desde febrero hasta junio y está comisariada por Anne Morin, coproducida por Rencontres d’Arles y DiChroma Photography, Madrid con la colaboración de la Fundación Saul Leiter, Nueva York.