La Primavera Fotográfica, de periodicidad bienal, nació por iniciativa de un grupo de fotógrafos, galerías y centros culturales barceloneses con el objetivo de promover la fotografía como medio de expresión y como primer paso para lograr su normalización cultural.
La Generalitat de Cataluña lideró la iniciativa y después de una primera edición centrada en Barcelona, la expandió por toda Cataluña.
Desde un primer momento la Primavera Fotográfica alcanzó un gran éxito de participación, tanto de las instituciones públicas, galerías y entidades privadas, como de las escuelas de arte, los expertos y los creadores de todo el país.
Desde mediados de los años 70 y hasta principios de los 80 había crecido el interés por la fotografía en nuestro país, y en Barcelona se habían creado algunas galerías especializadas.
Una joven generación de fotógrafos vio la oportunidad de reivindicar la fotografía más allá del fotoperiodismo y abordar la problemática del sector.
En Cataluña las reivindicaciones de los profesionales se enfocaron en la promoción de la fotografía creativa, y su estudio desde una perspectiva histórica, sociológica, psicológica y estética, así como en la renovación de la pedagogía y el debate sobre su papel en la sociedad. En 1980, las Jornadas Catalanas de Fotografía marcaron el camino hacia el certamen, que nació siguiendo los modelos de los festivales Venezia-La fotografía (1979) y el Mois de la Photos à Paris (1980).
En 1988 David Balsells se hizo cargo de la dirección del certamen y el centro de Art Santa Mònica se convirtió en la sede de la exposición central y en el lugar de su coordinación.
Hitos relevantes durante estas dos décadas fueron la creación del Premio del libro Fotográfico y del Fórum Fotográfico, la compra de las primeras fotografías en 1994 para el Fondo de Arte de la Generalitat y la publicación, en 1996, del Libro blanco del patrimonio fotográfico , que fue la base para la creación del departamento de fotografía del Museo Nacional de Arte de Catalunya, que acogió los fondos adquiridos.