Fundación Photographic dedica una exposición a Ferran Freixa en la galería Artur Ramon Art

El jueves 13 de junio de 2024 a las 17.00 horas la Fundación Photographic inaugura la exposición fotográfica ‘Ferran Freixa. La poètica de l’espai’ (La poética del espacio) que podrá verse hasta el 26 de julio en la galería de arte contemporáneo Artur Ramon Art de la calle Bailèn número 19 de Barcelona en el marco del festival de fotografía Lumínic. La Fundación Photographic es la encargada de la preservación y difusión de la obra de Ferran Freixa i Pintó (Barcelona, 1950– Sant Vicenç de Montalt 2021), considerado un referente del documentalismo subjetivo.

'Ferran Freixa. La poètica de l'espai' (La poética del espacio)

El jueves 13 de junio a partir de las 17.00 horas tendrá lugar la inauguración de la muestra fotográfica ‘Ferran Freixa. La poètica de l’espai’ (La poética del espacio) en la galería de arte contemporáneo Artur Ramon Art (c/ Bailèn, 19. Barcelona), dentro del festival de fotografía Lumínic. 

Bajo la mirada lírica del autor, los objetos y la arquitectura sugieren presencias invisibles y narran historias sin palabras que nos hablan del paso del tiempo.

La exposición permanecerá hasta el 26 de julio y explora la obra del fotógrafo Ferran Freixa, que es representada por nuestra Fundación Photographic, encargada de su preservación y difusión.

Biografía de Ferran Freixa

La carrera fotográfica de Ferran Freixa i Pintó (Barcelona, 1950 – Sant Vicenç de Montalt, 2021) conocido por haber inmortalizado el Liceo de Barcelona dañado por las llamas, comienza de forma autodidacta en 1973, tras recibir formación como dibujante y pintor.

Hacia finales de esta década ya dirige su cámara hacia lo que sería su principal tema de interés, la arquitectura y los espacios interiores. Así, su obra, que podemos definir como “documentalismo subjetivo”, está constituida por diversas series que exploran formalmente tanto los efectos del paso del tiempo sobre construcciones en ruinas (las fotografías de Tarraco, Roma o Florencia de los años 1990, o el registro de las antiguas colonias textiles abandonadas del 2000), como el frágil instante congelado que queda a la espera del restablecimiento de la actividad humana (como los trabajos sobre los escaparates barceloneses, así como las imágenes que capturan pulcros mantel, vajillas y servilletas de restaurantes). Cabe mencionar también sus proyectos más experimentales, en los que se sirve de elementos añadidos para reforzar los contenidos representados, como el plástico arrugado que hace de filtro al objetivo, simulando el vaivén del mar, en la serie sobre el puerto de Barcelona; o la inclusión de la estructura de un vehículo en las instantáneas que realiza durante sus paseos por el Eixample.

Del diseño gráfico a la fotografía de arquitectura e interiorismo

En 1973, la fotografía se convierte en el lenguaje de expresión artística de Ferran Freixa. Tras estudiar dibujo y pintura a mediados de los años 60, empieza de forma autodidacta a realizar fotografías y acaba abriendo su primer estudio de fotografía y diseño gráfico, especializándose sobre todo en publicidad y modaEn 1975, conoce al también fotógrafo Josep Rigol, con quien comparte estudio profesional durante veinticinco años, en los que desarrollan sus carreras artísticas, exponiendo juntos y viajando por Europa para visitar festivales y conocer personalmente a los grandes maestros de la fotografía,

A partir de 1978, se especializa en la fotografía de arquitectura e interiorismo, colaborando con los mejores profesionales y difundiendo su obra en publicaciones nacionales e internacionales. Su actividad en ese ámbito influencia desde un inicio su trabajo fotográfico más personal, tanto a nivel formal como temático. Durante la segunda mitad de la década de los setenta, se gesta en Barcelona una verdadera revolución de la fotografía que se conocerá como “creativa”. En este contexto, Freixa empieza a consolidar una mirada particular que se sirve del blanco y negro para hacer encajar, de una manera impecable, la frontalidad, el equilibrio en la composición, la precisión y la importancia de la luz en la construcción de la imagen. Su temática más habitual son los objetos cotidianos, a los que suele proporcionar ambientes particulares mediante luces tenues.

Foto: Ferran Freixa

Fotografiando el tiempo con luces y sombras

Sus fotografías  suponen un testimonio extraordinario a la hora de captar y realzar el patrimonio cultural urbano antes de que desaparezca. Una serie sobre tiendas históricas de Barcelona es uno de sus trabajos más conocidos, formado por fotografías de escaparates de establecimientos clásicos, tomadas entre 1979 y principios de los 80. “Muchas veces, cuando hago fotografías de estas tiendas recuerdo mi infancia, y se trata de recuerdos muy entrañables. Por eso las hago. Tengo miedo de que se pierdan y quiero dejar constancia”, confesaba Freixa. También están presentes en sus imágenes de esos años restaurantes, hoteles o el mercado de la Boquería barcelonés. 

Además, en la década de los 80, realiza una serie de trabajos de carácter experimental. Es el caso de la serie realizada para el Museo Nacional Arqueológico de Tarragona en 1987, para la que Freixa quiso sintetizar continente y contenido, fotografiando cómo algunas piezas de la colección se proyectaban en las paredes del museo, de forma que las esculturas parecen desmaterializarse, convertidas en formas luminosas.

En 1990, recibe el encargo de fotografiar la transformación del barrio del Eixample de Barcelona, durante la fase preolímpica para la revista Quaderns del Col·legi d’Arquitectes de Catalunya. Y en 1994, realiza su célebre serie del Gran Teatre del Liceu, titulada El foc, darrer acte (El fuego, último acto), donde capta los restos de este teatro barcelonés tras el incendio que lo acababa de destruir (y que posteriormente se reconstruiría). El Liceu no era para Freixa sólo un edificio emblemático, sino un símbolo emocional de  la ciudad. No le fue fácil obtener el permiso para entrar a retratar  los restos calcinados, pero lo consiguió, dispuesto a enfocarlo como un trabajo arqueológico. Su documentación exhaustiva resulta única, porque Freixa disparaba mientras operarios limpiaban y reestructuraban el interior del teatro. Era consciente de que “aquella imagen que acababa de descubrir, al día siguiente ya no existiría”.  

En 2006, Freixa inicia otra de sus obras clave, sobre las antiguas colonias textiles catalanas. Documentar sus ruinas antes de que sean destruidas o restauradas con nuevos propósitos. Las imágenes muestran un patrimonio industrial, tras años en desuso, y hacen reflexionar sobre la caducidad de la creación humana, sobre el destino de construcciones productivas que en su momento fueron símbolo de progreso y que, ya obsoletas, son devoradas por la naturaleza. Una experiencia estética, que muestra la esencia desnuda de los espacios de una forma íntima y poética, convirtiéndolos en una alegoría del paso del tiempo.

El espíritu de esa serie se conjuga de alguna manera con la de principios de los años 80 sobre  locales emblematicos de Barcelona, cuando Freixa retrata en 2013 el histórico bar Marsella del barrio del Raval. 

Tras haber vivido siempre en Barcelona ciudad, Freixa decide mudarse en 2014 a la casa familiar de Sant Vicenç de Montalt, en la comarca de El Maresme. Allí empieza a fotografiar espacios de la zona como el Hotel Estrac, entonces recién clausurado, cuyos interiores aún intactos en las imágenes del autor hablan de un pasado reciente, que parece remoto e irrecuperable. Desde entonces, el artista centra su mirada en la intimidad de su nuevo hogar y el entorno más cercano, ahondando en una obra extremadamente refinada, que dibuja los ambientes de una manera precisa, en una sinfonía de luces y sombras, con fondo autobiográfico. 

“Mi mundo gira alrededor de la sugerencia, de la insinuación. Lo que siempre he buscado es poesía” 

- Ferran Freixa  

El legado de Ferran Freixa

El fotógrafo fallece en junio de 2021. Y en 2022, su familia y allegados, en colaboración con la Fundación Photographic, le homenajean con la exposición retrospectiva «Ferran Freixa, la luz presente«, que se inaugura el 22 de abril en el Museo Boca del Calvari de Benidorm.

Freixa es uno de los máximos exponentes de la generación de fotógrafos de la década de los setenta, que representó una segunda vanguardia, caracterizada especialmente por sus contribuciones creativas a la fotografía documental. En las antologías expositivas de su obra se suele destacar el perfil íntimo de su documentalismo.  

Se han seleccionado imágenes suyas para numerosas muestras colectivas de fotografía contemporánea española celebradas en ciudades como Nueva York, Tucson, México, Londres y París, así como en la exposición itinerante “Cuatro Direcciones: 1970-1990”. Y entre sus numerosas exposiciones en solitario, cabe destacar la amplia retrospectiva «Ferran Freixa. Fotografía 1973-2013″, en el Centre d’Art Tecla Sala (L’Hospitalet de Llobregat, Barcelona). Además, su obra es parte de importantes colecciones, tanto públicas como privadas. El MNAC, el IVAM, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, o la Biblioteca Nacional de Francia son ejemplo de las instituciones que atesoran obra de Freixa. 

Si estás interesado en adquirir obra Ferran Freixa, contactar con imma.cortes@fundacionpsv.org o llama al 93 217 36 63.

  • Copias analógicas realizadas artesanalmente, a partir de los negativos originales, y numeradas.
  • Impresión en blanco y negro en gelatina de plata sobre papel baritado y baño de selenio.
  • Ediciones limitadas a 20, numeradas y certificadas por el legado Arxiu Ferran Freixa.
  • Medidas 30 x 40 cm y 50 x 50 cm.

La Fundación Photographic custodia el Archivo Ferran Freixa

La Fundación Photographic representa, junto a sus herederos, la obra fotográfica de Ferran Freixa i Pintó, un autor indispensable para la fotografía contemporánea de creación. A lo largo de su trayectoria, sorprende observar cómo sus imágenes mantienen una carácter autoral absoluto, una personalidad estética de aire clásico y elegante, con equilibrio compositivo y atención al detalle, que permanece en todas las temáticas que le apasionaban: el Mediterráneo, la ruina y la erosión del patrimonio cultural, la monumentalidad arquitectónica clásica, la naturaleza que recupera espacios arrebatados, o la belleza de los objetos cotidianos en hoteles y restaurantes. Una mirada singular, melancólica y lírica, que supo visualizar el paso del tiempo y la memoria de las cosas 

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