Cecilia Paredes expone ‘El sendero de Dafne’ en la Galería Llamazares de Gijón
Texto: Sandra Remón
Foto: Cecilia Paredes
La fotógrafa peruana Cecilia Paredes (Lima, 1950) expone en la Galería Llamazares de Gijón su obra de autorretrato artístico ‘El sendero de Dafne’. Esta artista internacional es una de las figuras más relevantes de la fotografía contemporánea actual. En este trabajo de autorrepresentación fotográfica destaca el nivel de transformación del cuerpo físico y de la psique de la artista. Ella actúa como creadora y como sujeto de estas imágenes. Su obra podrá verse hasta el 28 de octubre de 2023.
Performance fotográfica
Los visitantes de la exposición de Cecilia Paredes se posicionan como espectadores ante momentos de profunda interioridad para contemplar la expresión del yo de la artista siempre cuestionando y en constante evolución.
En la muestra se presenciará una performance fotográfica impresa en color a gran escala en la que destaca la puesta en escena y refiguración del cuerpo de la artista, que se retrata envuelta y camuflada por tejidos que se convierten en un ‘hábitat’ que es a su vez un lugar de pensamiento y de puro ser.
Cecilia Paredes ha desarrollado un enfoque profundamente multidisciplinario, que se basa tanto en la performance, la pintura, la escultura y la literatura como en el medio fotográfico.
Concienzudamente en su concepción y ejecución, las representaciones fotográficas son la culminación de un proceso exigente, que se niega a revelar la labor de su realización. Y a pesar de la sensación de intimidad que crea, este también es un proceso de colaboración que involucra la experiencia de un pintor, fotógrafo, diseñador de iluminación y costureras, cada uno aportando habilidades y arte para llevar a cabo una especie de proceso alquímico: la piel se convierte en lienzo, el cuerpo se convierte en escultura, y la mise en scène que se ensambla fusiona la visión del artista en un momento perfectamente cristalizado; un gesto poético evocador que da forma tangible al pensamiento y la memoria.
Estas presentaciones del yo están motivadas por la búsqueda de la trascendencia, la comunión con la naturaleza y hacia un yo más perfecto. Y sin embargo, como reconoce la propia artista, su creación va acompañada de un cuestionamiento implacable y de una búsqueda de respuestas que no llegan fácilmente.
Cecilia Paredes nació y creció en Perú, pero abandonó Lima en la década de los 70 por la política «como una forma de exilio, un alejamiento de la familia y la cultura», afirma ella misma. Ha vivido en México y Costa Rica, y desde hace muchos años en Estados Unidos.
En su obra ella misma es la protagonista de sus puestas es escena, adoptando formas cambiantes fuera del tiempo y el lugar representando aislamiento e incertidumbre, evocando las dimensiones psicológicas invisibles del exilio.
La representación fotográfica de 2021 “El Vuelo Azul” por ejemplo, refleja las formas en que Paredes se basa en numerosas esferas, incluida su autobiografía, literatura, mitología y espiritualidad, para lidiar con las complejidades de su identidad y lugar en el mundo. Aquí, ella se para y se aleja del espectador como si se sometiera a una visión idealizada de la naturaleza, a un reino más perfecto. Paredes, rodeada y cubierta por un tejido adornado con la forma estilizada de una garza, aparece etérea, como acercándose a una forma de ingravidez. Esta ave posee una multitud de asociaciones entre culturas: ha representado la autodeterminación y la autosuficiencia, y también, por la quietud y la tranquilidad, los valores que Paredes encarna al sumirse en un segundo plano. Como señala el artista, la garza es un pájaro hermoso pero de mirada agresiva. En la tradición japonesa, la garza ahuyenta la plaga y regresa con pureza, convirtiéndola en un símbolo apto para nuestro tiempo. Aunque estas variadas alusiones no se hacen explícitas, están ahí, subrayando la forma en que manifiesta tanto el misterio como el significado de su obra.
Cecilia Paredes se muestra casi oculta, camuflada por un follaje exuberante transformando su cuerpo en otro mundo.
Idealiza la naturaleza, se atrapa en el paraíso, que es un jardín con cuatro bordes que le impiden escapar.
Su obra habla del paraíso inalcanzable, de la búsqueda continua y episódica de plenitud y la perfección que escapa a la humanidad pero que, quizá, sí se pueda lograr en el Arte.
La temática botánica se convierte en una forma de representar una forma de naturaleza muerta.
Artista en soledad
Su obra es solitaria en protagonismo y acción. Está sola cuando conecta con la tierra y los animales y cuando idea, crea y lleva a cabo sus performances.La práctica de Cecilia Paredes es solitaria por naturaleza; ella prosigue su trabajo en el estudio sola, sin asistentes de estudio o colaboradores, salvo los días ocasionales en que un equipo se reúne para ayudar en el trabajo o realización de una fotografía.
Cecilia Paredes visualiza gran parte de este trabajo, estas refiguraciones metafóricas del yo, durante las horas del crepúsculo, cuando el tiempo mismo juega su propio paso de transformación y renovación.