El artista visual David Trullo expone ‘Álbum de salón y alcoba’ en el Museo Nacional de Artes Decorativas
Este miércoles 24 de abril de 2024 se inaugura en el Museo Nacional de Artes Decorativas de Madrid la instalación ‘Álbum de Salón y Alcoba’ del artista David Trullo que, a través de fotografías de archivo y objetos, reconstruye la historia de una pareja que se casó en los años 20 del siglo XX y cuyo rastro desaparece tras la Guerra Civil.
'Álbum de salón y Alcoba', de David Trullo
El Museo Nacional de Artes Decorativas expone del 24 de abril al 22 de septiembre de 2024 una instalación que fusiona elementos presentes en proyectos expositivos: museología, ‘escenografía’ y cápsula de tiempo.
David Trullo se basa en la colección fotográfica olvidada durante más de setenta años para ‘reconstruir’ la historia personal de una pareja que se casó en la década de 1920, y cuyo rastro desaparece tras la Guerra Civil.
A través de estas imágenes, el Museo Nacional de Artes Decorativas desentraña los detalles de la vida cotidiana, los momentos especiales y los vínculos familiares de esta pareja en un período histórico crucial. Sin embargo, tras el estallido de la Guerra Civil, el rastro de la pareja se desvanece en la historia, dejando tras de sí un misterio intrigante que la exposición busca explorar y compartir con el público.
Recopilación fragmentada de archivo fotográfico
La fotografía miente y nos engaña. Lo que la cámara enseña de nosotros está escenificado, ya sea por nuestra parte o por el ojo de quien construye las imágenes. Lo que comúnmente llamamos archivo fotográfico no es sino una recopilación fragmentada y transformada a lo largo de los años, con la que se construye una memoria, una narración.
A partir de una colección olvidada que contenía fotografías públicas –o de salón- y escenas privadas –o de alcoba- de una pareja en los años veinte y treinta del siglo pasado, el artista visual David Trullo propone esta instalación.
Es el resultado de abrir una cápsula del tiempo inadvertida y ponerla en contexto con las piezas del siglo XX acaban con el monopolio del fotógrafo profesional.
Las cámaras y los procesos se simplifican y la fotografía se va convirtiendo en un accesorio imprescindible para cualquier ocasión, y no sólo para los aficionados, incluyendo al sector femenino: la Kodak Petite de 1926 se promociona como cámara ‘para las chicas listas y modernas’.
Además de poner en contexto un tesoro redescubierto, la instalación nos propone una revisión sobre la forma de exhibición e interpretación de la documentación fotográfica, pero sobre todo nos hace reflexionar sobre nuestros propios archivos: qué conservamos y qué desechamos, qué escondemos y qué revelamos, cómo construimos e inventamos nuestra propia historia, cómo queremos que nos recuerden y qué dejamos a los que nos suceden.