Ainhoa Resano imparte su primera ponencia en Vitoria-Gasteiz este sábado 10 de junio, sobre su proyecto ‘Ellas’ y cómo ha transformando Bilbao.
Además, revisará los trabajos de los asistentes al simposio que deseen conocer su opinión sobre los proyectos que tengan entre manos.
Jardín Remoto Experience: I Simposio Nacional de Fotografía de Autor contará el sábado 10 de junio con la presencia de la fotógrafa Ainhoa Resano (Pamplona, 1974), autora del fotolibro ELLAS que viene por primera vez a la capital alavesa tras años de trabajo con la memoria viva y en el que el álbum familiar traspasa del ámbito privado al público y de lo individual a lo colectivo, en femenino, para dar luz y voz a la versión privada de la construcción pública del género.
Desde niña, Ainhoa Resano tuvo un gusto especial por el álbum familiar, que en aquella época editaban las mujeres con las fotografías realizadas por los hombres. En su casa, como en tantos millones de hogares de todo el mundo, los fotógrafos eran ellos, y ellas eran las encargadas de elaborar, revisar y contar los álbumes, convirtiéndose en las guardianas de la memoria familiar.
En una entrevista concedida al periodista, fotógrafo y profesor de fotografía Gustavo Bravo, director de ‘La Tercera de FotoKalea’, antesala de la plataforma educativa del metaverso de la fotografía que es ‘Jardín Remoto‘, Ainhoa Resano nos cuenta el origen de su pasión por la fotografía familiar y la memoria.
«Yo siempre he tenido una especial relación con la fotografía. Recuerdo las fotos familiares desde muy pequeña. Esa vida que se iba desplegando, que ya te sabes y repites una y otra vez. Mi padre y mi tío eran grandes aficionados a la fotografía. Recuerdo los domingos viendo los carruseles de diapositivas. Yo recuerdo que en mi casa estaban todas las vidas revueltas, pero mi madre me dice que estaban todas ordenadas en álbumes y que era yo quien las sacaba y las metía en un cajón».
La madre de Ainhoa, como tantas otras madres, era un agente activo en la manera de auto-representarse y la autora de su relato vital. Y en su casa, como en tantas otras, había silencios a los que ella quería dar voz.
«Mi primer impulso surge de una búsqueda en un silencio familiar: el de mi bisabuela y su hija, mi abuela. Me llevó a pensar que esos silencios atraviesan toda una generación de mujeres. Buscando en esta historia no encontré respuestas, pero sí fotografías».
Hace unos años, Ainhoa Resano empezó a investigar en estos silencios que se esconden en las fotografías. Había cursado la carrera de Comunicación Audiovisual en Bilbao y había realizado el Máster en Fotografía de Autor en el Centro de Fotografía Contemporánea de la ciudad en la que recaló procedente de su Iruña natal.
Llevaba ya dos décadas fotografiando el teatro vasco, como fotógrafa oficial en la Fábrica de Teatro Imaginario, y explorando en los márgenes de las disidencias, trabajando conceptos como la identidad y las relaciones de poder desde una perspectiva de género cuando un suceso vital le redirigió hacia el álbum familiar: un desahucio, que le reconectó con el álbum familiar.
Ainhoa llevaba 17 años viviendo en el casco viejo de Bilbao en un edificio que fue desahuciado en su totalidad. Una de las vecinas, anciana, le pidió que rescatara su álbum familiar de la que había sido su casa y tenía que abandonar a la fuerza. Y, gracias a ese álbum y a la relación que se creó con aquella atesoradora de fotos y recuerdos de su vida en una época oscura, arrancó la apasionante historia que hoy nos trae a ‘Jardín Remoto Experience’.
«A una vecina mía la desahuciaron junto a todos los vecinos del edificio. Sólo pude salvar su álbum. Pasamos muchas horas hablando de ese álbum. Surgió una relación especial ahí. Y empecé a trabajar el relato en primera persona y la circulación de las historias. Quería romper ese canal de silencio estancado», le explica Ainhoa Resano a Gustavo Bravo.
Procedente de aquel desahucio, en 2016, Ainhoa se mudó al otro lado de la Ría de Bilbao: al tan ficcionado barrio de San Francisco, cuya mala fama del pasado le marcó para siempre. Allí, debajo de su nueva casa, trabajaba como camarera la antropóloga Savina Lafita. Ainhoa iba a allí a tomar café cada mañana y empezó a hablar con Savina sobre el proyecto del álbum familiar de la memoria silenciada que tenía en mente. Savina venía de hacer proyectos de memoria y de género y la pasión de ambas por el mismo tema les unió y les llevó a investigar y teorizar sobre la historia de las mujeres que les rodeaban en este famoso barrio, donde operan todos los estigmas del mundo.
Ambas empezaron a dar forma a un proyecto de fotografía doméstica y relatos de vida como forma de resistencia en procesos amenazados con el olvido al que llamaron ‘ELLAS’. Corría 2017 y Ainhoa y Savina empezaron a entrevistar a las mujeres de este barrio, hasta llegar a entrevistar a cien, de entre 60 y 102 años de edad. Lo hicieron de manera totalmente natural. Cada mujer les llevaba a otra. Subían a sus casas, hablaban con ellas sobre su pasado, veían las fotos de sus álbumes familiares…
«Al explicar un álbum a una persona desconocida entra el relato que configura la historia. Los recuerdos que destapan las fotografías no son lineales».
«Busco lugares comunes. Un nexo de unión. Asomarme a lo desconocido. A historias que no conozco. Ellas van formando lo común. Me van llevando de una casa a otra, de una representación a otra… Me adentré con muchas preguntas y ninguna respuesta. Lo común también es que estas mujeres están al final de sus vidas y hacen un relato de supervivencia. Están para demostrar que la vida ha pasado por ellas y pueden atestiguar en primera persona sus vidas. Es un intento de ver qué hay en los relatos en primera persona que subvierte el imaginario que tenemos. Todas me han sorprendido realmente».
Una fotógrafa del barrio que tenía un local les cedió el espacio para que dieran vida y forma a su proyecto. Allí recibían visitas y las vecinas les entregaban fotos: fotos propias, fotos de los álbumes de las monjas de clausura del barrio, fotos de mujeres que ya murieron y cuyos álbumes acabaron en la basura… Y en junio 2018 Ainhoa y Savina hicieron en las paredes de aquel local su primera exposición, que sería «la primera activación» del proyecto ‘ELLAS’: un atlas de la memoria de los barrios altos de Bilbao con mirada feminista.
«Quería hacer un mapa colectivo y hacerles un reconocimiento personal»
Y, tras el atlas, aquella aventura les llevó a publicar un periódico, cuya protagonista de portada era una mujer con la cara tachada.
Ainhoa Resano no realizó fotografías para el proyecto ‘ELLAS’. No hizo fotos de aquellas mujeres en la actualidad. Utilizó las fotografías que encontró en los álbumes familiares de las mujeres que le abrieron las puertas de su casa y sus recuerdos. ‘ELLAS’ es fotografía, investigación, denuncia y homenaje.
«Yo trabajo con las imágenes y trabajo con la historia de esas imágenes. En ‘ELLAS’ hay una interesante reflexión sobre los tabúes y la memoria, muy participativa. Son muchas las personas que se acercan a aportar material y también buscando familiares entre esas imágenes. Organizamos reuniones con las mujeres para compartir el recuerdo, sesiones con colectivos del barrio… Todo con el fin de visibilizar a estas heroínas del día a día de estas calles».
Un año después, en 2019, Savina se convirtió en madre y abandonó el proyecto por motivos familiares y lo siguió Ainhoa en solitario con una gran intención de sacar el proyecto a la calle. En diciembre de 2020, en plena pandemia, gracias al proyecto artístico del barrio Sarean, cuya beca ganó, Ainhoa pegó las fotos de aquellas mujeres en tamaños de tres y cuatro metros en las persianas de los locales cerrados, junto a QRs que llevaban a audios de los recuerdos de las mujeres. Fue un sueño. Para ella y para el barrio: las nietas de las protagonistas se fotografiaban junto a los murales, otras vecinas bajaban a ofrecer sus fotos o sus lonjas para que pudiera pegar más fotos… Y Ainhoa se tomó el ofrecimiento como general, al no poder contactar con todos los dueños de locales abandonados, llenando todo el barrio de inmensas fotografías. Todo el barrio colaboró con la desmemoria. El Coronavirus campaba a sus anchas y las calles estaban vacías y sólo estaban las imágenes de las mujeres. Los medios de comunicación se hicieron eco del proyecto y el trabajo de Ainhoa saltó del barrio a la ciudad.
«Fue en pandemia cuando llegaron a la calle como tal, a lo público público. Pensé que ahí se acababa la misión pero lejos de eso empezó una aventura de nuevo».
Y ahí nació la idea del fotolibro. Hacía falta que aquello quedara para siempre en un objeto: en un libro homenaje a aquellas mujeres, con propósito político y social. Pero, ¿cómo meter el atlas de la memoria de la pared del local en un fotolibro? Ainhoa Resano tuvo la suerte de contar con la ayuda de Federico Paladino, de la Editorial de fotografía ‘La Balsa’ fundada en Buenos Aires, con base actual en Bilbao. Juntos trabajaron durante un año en este audiolibro.
En 2022 Ainhoa Resano publicó el fotolibro ‘ELLAS’ y se agotó prácticamente al publicarse. El fotolibro tiene forma de álbum familiar, con anillas, y en su interior hay un QR que redirige a audios de las entrevistadas, trazos de hojas con frases de las protagonistas y decenas fotos y retratos de diferentes tamaños. Pero ¿por qué éstas fotos y no otras, de entre las miles que pasaron por sus manos?.
«Soy una fotógrafa muy de impulso. Ponía en valor lo que me llamaba la atención en un primer momento. Lo importante es el juego: cómo está planteado el álbum y el atlas de memoria. El trasfondo que las sostiene y las mezcla. Hay fotografías más expresivas y otras que para ellas son importantes. Hay mucha repetición», nos cuenta.
Una de las cosas que más llama la atención del libro es que, apareciendo hombres en las fotos, a ninguno de ellos se le ve el rostro, que aparece tapado con círculos rojos.
«Los gumet rojos en un principio me servían para taparles principalmente a ellos, no como un hecho despectivo o violento hacia ellos, sino como una manera de ver esa fotografía cuando sólo aparecían mujeres. Y, a la vez, eso se ha trasladado a los secretos dentro del proyecto: esas frases cortas extraídas de las conversaciones que tuve con ellas, esos lugares comunes. Al tapar las caras de los hombres, se abrían las palabras de ellas: era como un juego para cambiar el turno de palabra», le explica a Gustavo Bravo.
Ainhoa Resano llega a ‘Jardín Remoto Experience’ para sumergirnos en este universo de la fotografía de memoria feminista, para contarnos las conclusiones artísticas de un trabajo político de gran poder social y para inspirarnos de cara a la realización de proyectos fotográficos surgidos de fotografía de archivo personal y colectivo. Además de disfrutar de su masterclass, los asistentes al I Simposio de Fotografía de Autor podrán mostrar sus trabajos a Ainhoa en la sesión de revisión de portfolios del domingo 11 de junio por la tarde.
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