Pierre Gonnord

Pierre Gonnord (1963 – 2024) fue el retratista contemporáneo del claroscuro. Conocido como el «retratista de las almas», fue uno de los fotógrafos de retrato más talentosos del panorama internacional. Sus retratos recuerdan a cuadros de Rembradt, Veermer, Caravaggio, Goya, Zurbarán o Velázquez y cuentan historias singulares de personas que a la sociedad le son ajenas. Consideraba que la fotografía tiene el poder de partir de una realidad y transportarte a otra. Pierre Gonnord viajaba siempre por carreteras secundarias en búsqueda de personajes pertenecientes a grupos sociales con fuerte identidad cultural. Abordaba, convivía y trabajaba con tribus, clanes, pero, sobre todo, individuos alejados de nuestro panorama urbano en la era de la globalización y, por ello, condenados a desaparecer. Sus retratos celebran con sobriedad la dignidad de la condición humana e invitan a unirse a ella.

Las claves

Pierre Gonnord consideraba que el retrato es el resultado de la suma de tres intimidades: la del modelo, la del autor y la del espectador. Un espejo a través del cual cada uno puede ver e interpretar lo que considere, porque cada persona reacciona de una manera diferente ante un mismo retrato.

Fotografía al género humano

Pierre Gonnord fotografiaba a personas pero mientras lo hacía fotografiaba al género humano en su conjunto, física, sociológica y psicológicamente, mostrando su humanidad.

Fotografíaba a las personas tal cual eran. Si lo hacía en su estudio, “las personas que elijo para retratar vienen al estudio con su ropa y con su peinado. Yo no hago nada, solo fotografiarles. Y no retoco las fotos, sólo altero un poco el color a la hora de revelar. Pero no, no soy de los que meto la mano en las imágenes”, aclaraba.

Retratos de personas marginadas

Pierre Gonnord ponía el foco en los marginados, a quienes escoge con tiempo y dedicación. Sus fotos retratan el alma de los gitanos de las Tres Mil Viviendas de Sevilla, los negros de Alabama, zíngaros, rumanos, vagabundos, prisioneros, monjes, yakuzas, geishas, pandillas urbanas, personas ciegas o con enfermedades mentales… Personas que pertenecen a colectivos pero por los cuales se interesa de manera individual y se esmera en captar su fuerza moral, carisma, sensibilidad.

RETRATADOS EN SUS CASAS O TRABAJOS

Pierre Gonnord viajaba constantemente en busca de sus modelos, montaba un estudio improvisado de fondo oscuro, neutral y abstracto en la casa o lugar de trabajo del fotografiado y le fotografiaba centrando toda la atención en el individuo.

Los personajes suelen estar sentados en silencio, en primer o medio plano.

ÚNICO PUNTO LUZ NATURAL

Utilizaba luz natural y casi siempre un único punto de luz.

Si era necesario, utilizaba un pequeño flash de 500 W.

NO RETOCA SUS FOTOGRAFÍAS

Pierre Gonnord intentaba que los retoques fueran únicamente en términos de corrección de ajustes tonales, y decidía en todo momento el color dominante que quería, y éste solía ser verde, azul o cian.

Biografía

Primeros años

Pierre Gonnord nació en Cholet (Francia) el 28 de junio de 1963.

Su primer contacto con la fotografía fue de niño: los domingos hacía fotos con la Minolta de su padre.

Estudió Economía en París, donde trabajó en el área de investigación y planificación de una multinacional hasta que una amiga le propuso vivir en España y en 1988, con 25 años, se mudó a Madrid.

Foto: Estela de Castro

"Quiero sentir y celebrar el hecho de estar vivo y luchar contra el olvido de algunas personas, expresar a mis contemporáneos mi propia visión de las realidades que voy buscando y encontrando en mi andadura"

- Pierre Gonnord

Fotografía como refugio

En 1996, cuando Pierre Gonnord tenía 33 años, sufrió un accidente emocional muy fuerte que le mantuvo muchos meses en stand by: la muerte de su hermano.

Este hecho tan doloroso le llevó a coger la cámara de fotos y a retratar a gente de su entorno, a sus amigos, a la gente de su barrio… extranjeros y gente de provincia con la que él se sentía identificado. Buscaba rostros y miradas que le dijeran algo importante.

Pierre Gonnord manifiesta un profundo interés en el Otro con mayúsculas.

«El retrato es un ritual complejo e intimo de aproximación al ‘Otro’. Cuestionar, contemplar nuestra condición humana supone una vivencia personal y paciente; una experiencia sentida. El retrato de una persona no es la persona: se crece y se multiplica infinitamente para recuperar la vertiente misteriosa y sensible del hombre». 

Su obra es un acercamiento a la fragilidad y a la emoción humana a través de retrato. Su uso del claroscuro y el ascetismo de sus imágenes le permitió captar todas las sutilezas psicológicas del retratado.

Retrataba las cicatrices de las almas de muchos personajes, habitualmente secundarios, a los que convirtió en protagonistas. Para ello utilizaba la mágica luz de los retratos clásicos en pintura para realzar el gesto, la mirada, la fuerza y vulnerabilidad de sus retratados.

«La intimidad de los demás es impenetrable. El retrato de una persona no es la persona. Poderoso, votivo y chamánico como un talismán, el retrato crece inmediatamente, se transfigura y se multiplica al infinito ante nuestra mirada para recuperar la vertiente misteriosa y sensible del hombre, la conciencia de nuestro capital espiritual».

Su mirada se centró en personajes desheredados por la sociedad, sobre los que recae el peso del linaje y la tradición.

Pierre Gonnord junto a una de sus obras que forman parte de su exposición "Cuentos. Foto: Jorge Zapata

"He establecido una forma de vida y de trabajo en el encuentro con los demás, con otras realidades que me son ajenas, pero que también me unen a una única condición universal"

- Pierre Gonnord

Su proyecto vital: el rostro humano

Dos años después, a finales de 1998, con 35 años de edad, comenzó oficialmente su gran proyecto personal y vital sobre el rostro humano y al año siguiente, en 1999, a los 36 años de edad, creo su serie ‘Interiors’.

Pierre Gonnord comenzó a realizar retratos fotográficos individuales de colectivos diversos en los que trata de resaltar la singularidad de los rostros de sus protagonistas y la expresión de sus miradas. Sus imágenes muestran a los personajes seleccionados en su doble condición individual y representativa del clan o grupo social al que pertenecen. Se trata en su mayoría de personas ligadas a comunidades rurales cuyo modo de vida se aleja bastante del propio de las grandes ciudades. Desempeñan tareas duras, muchas veces ligadas a la tierra, y mantienen unos valores propios al borde de la extinción en la sociedad actual, de ahí su llamativa presencia a modo de recordatorio de costumbres y vivencias de otro tiempo.

Asian Portraits: Japón, Far East

«Empecé fotografiando a la gente de mi barrio y poco a poco fui necesitando ir a otros lugares, encontrarme con otra gente».

En 2001, con 38 años de edad recibió una beca del Ministerio de Asuntos Exteriores francés y viajó a Japón, donde retrató a personajes endiosados, transgresores y marginados de la cultura urbana japonesa y creó la serie Asian Portraits (Retratos asiáticos).

Este viaje fue un antes y después en su obra. Japón marcó para siempre su obra posterior.

Su trayectoria desde entonces no deja de estar marcada por este destino temporal, en el que empezó por explorar el entorno e identificar el lugar donde se encontraba. Esto le llevó a salir con la cámara a diario, para no perder ninguna oportunidad de capturar aquellas imágenes efímeras que sólo se dan una vez.

“Irme a Kioto me dio la oportunidad de estar solo y de pensar solamente en fotografía. Así que salía a la calle con una bicicleta a buscar personas que no fueran de mi entorno. Me adentré en barrios desconocidos. Cuando volví me di cuenta de que ya no miraba a la gente igual e hice la serie Utópicos, sobre personas desplazadas que no encajan en el sistema”.

Far East (Japón, 2003)

Sus modelos son figuras reales que él individualiza reivindicando la singularidad que transparentan de alguna manera sus rasgos más característicos. Eso lo consigue mediante el recurso a los primeros planos y a la iluminación, que proyecta en el rostro recortado a menudo sobre esos fondos negros tan profundos intensificando los contrastes. La expresión de sus retratos potencia tanto su personalidad como la atracción que aquellos ejercen sobre la mirada de quienes les observan.

Premio de Cultura de la Comunidad de Madrid

En 2007, a la de edad de 44 años, Pierre Gonnord recibió el Premio de Cultura de la Comunidad de Madrid y, por este motivo, dos años después protagonizó la exposición ‘Terre de personne‘ (Tierra de nadie) comisariada por el que fuera director del MUSAC Rafael Doctor, 37 nuevas instantáneas digitales sobre dibond producidas a lo largo de 2009 específicamente para esta exposición.

Pierre Gonnord considera que «los rostros son mapas y los paisajes también son retratos».

La muestra pretende sacar a la luz a estos grupos de personas, darles visibilidad, mostrarles como son sin más añadidos que su propia mirada.

«Terre de personne es una alusión bastante directa al carácter más universalista de mi aproximación al retrato, más allá del territorio, raza o comunidad que haya podido abordar en cada uno de los trabajos que he realizado hasta el momento. También sale de mi forma de vivir y trabajar, ese viaje constante a lugares concretos y a ninguna parte, en lugares de difícil acceso, hecho de encuentros con personas y naturaleza, elementos que conviven, más allá de las fronteras. `Terre de personne´ es en francés, no tanto por ser mi lengua materna, sino porque permite más niveles de lectura. `Personne´ significa persona y al mismo tiempo nadie. La raíz de la palabra es griega y significa máscara.

Mi «trabajo es una vivencia, una aventura, un proyecto de por vida» y con su cámara ha querido «dar visibilidad con otra poesía» a los mineros y a los habitantes de áreas rurales del norte de España.

 

Mineros (2019-2015)

IV Premio Internacional de Fotografía Alcobendas

En 2015, a la de edad de 52 años, Pierre Gonnord recibió el Premio Internacional de Fotografía Alcobendas en su cuarta edición.

El jurado quiso reconocer de manera especial la forma de abordar el retrato donde, detrás de cada una de sus imágenes, encontramos narración, intimidad y, sobre todo, silencio: experiencias únicas e irrepetibles a través de sus impecables propuestas visuales.

Retrato de Zapatero

En 2021, Pierre Gonnord fue el encargado de realizar el retrato del expresidente José Luis Rodríguez Zapatero. «El carácter personalísimo y artístico del servicio objeto de este contrato conlleva que el mismo únicamente pueda ser realizado por el licitador elegido por Don José Luis Rodríguez Zapatero, puesto que es costumbre que sean los propios expresidentes los que elijan el artista que haga su retrato».

Sus sesiones eran cortas, aunque la preparación de estas fuese planificada hasta el último detalle.

Signo editores | 50 fotografías con historia - Entrevista Pierre Gonnord

Entrevista al fotógrafo Pierre Gonnord con motivo del lanzamiento de ’50 fotografías con historia’ publicado por Signo editores.

Regards

Foto: Pierre Gonnord

Fotografías en el Museo Reina Sofía

El Museo Reina Sofía cuenta con tres fotografías de Pierre Gonnord correspondientes a diversas series: Delfín en la cocina (1999) y Kevin y María (2005). Se trata de impresiones cromogénicas sobre papel montadas sobre soportes diversos, como el aluminio y el metacrilato.

La obra de Pierre Gonnord ha podido verse en exposiciones individuales de entidades públicas como son la Maison Européenne de la Photographie (París 2005), Casa Asia (Barcelona, 2006), el Museo de Bellas Artes de Sevilla (2006), El Museo de Bellas Artes de Santander (2007), Les Rencontres d’Arles (2008), el Centro Internazionale di Fotografia (Milán, 2009), la Sala Alcalá 31 (Madrid, 2009) y más recientemente el CEART de Fuenlabrada. Su obra se ha expuesto también en las galerías Juana de Aizpuru, Hasted & Kraeutler (Nueva York), Filomena Soares (Lisboa) y MC2 (Milán).

Gitanos (2011-2014)

Retratos de la dignidad humana, patrimonio de la humanidad

En toda su obra fotográfica vital destaca su interés y logro de retratar la dignidad humana.

«En mi proceso de trabajo coexisten tanto los conceptos de búsqueda como de encuentro. Quiero trabajar y me intereso por individuos pertenecientes a determinados grupos humanos, a colectivos definidos por razones sociales, pero a la vez con una visión más universal. Salgo a la búsqueda de estas personas localizadas en territorios concretos. Esto supone una cierta experiencia vital con las personas. Pero en el mismo lugar surgen nuevos encuentros y reflexiones más allá de lo que estoy buscando inicialmente. Se van abriendo otras vías que ensanchan el marco inicial como el género, la edad, el carácter…

Me interesa la dignidad humana como constante, como patrimonio de la humanidad. Creo que mis retratos la celebran con evidencia. Mis retratos son de “aristócratas” independientes y con fuerza espiritual, sea cual sea su procedencia. Al mismo tiempo, como compromiso social, he elegido dar visibilidad a esos colectivos que, en los tiempos que corren, merecen una atención muy especial.

Cuando hago retratos se produce un encuentro, una vivencia, una comunicación con los demás. Por eso llevo desde 1996 trabajando el rostro, casi siempre con el mismo ritual, intentando mejorar e ir a otro campo.

Aunque siga el fondo negro en todas las fotografías hay un cambio, una evolución…las vivencias han sido cada vez más intensas porque he pasado de la gente de mi barrio a la gente de las minas, de la periferia parisina donde había conflictos, a una comunidad gitana… eso me ha llevado a tener unos encuentros más intensos.

Me interesa descontextualizar los escenarios. Es una forma de centrarme en el rostro, conseguir que sea algo más abstracto. No quiero describir, sobre todo porque vengo de una generación que ha descrito más el entorno y ha dejado el personaje como una silueta anodina. Pero yo no, yo voy al individuo, que es lo que realmente me interesa.

El retrato, como el paisaje, no es una realidad, sino una visión. El rostro puede ser una idea, un campo desde donde decir muchas cosas. Mis personajes son un poco rebeldes, con mucho carisma y vidas peculiares.

Cada día, en el ritual fotográfico, voy construyendo poco a poco mi autorretrato. Intento así detener el tiempo para escribir mi diario, escuchando respirar a los demás y dejando huella sobre lo efímero. Es a la vez un acto de rebeldía contra el olvido. Siempre estoy solo con el retratado. Soy solitario y retrato a otros solitarios, es curioso. Yo creo que el ser humano está solo en todas partes. Incluso creo que un ejecutivo de Wall street está más sólo que un patriarca gitano.

No creo en estas cosas del alma, del espejo del alma… Somos cuerpo, pensamiento, sentimiento. El retratista lanza el cubo al pozo para intentar extraer algunas preguntas y contemplar esa complejidad. La complejidad misteriosa de la condición humana».

Pierre Gonnord ha muerto este domingo 21 de abril de 2024 a los 60 años de edad en Madrid, a consecuencia de una enfermedad que le mantenía hospitalizado.