Chema Madoz

Chema Madoz (1958) es uno de los fotógrafos españoles más singulares, con un estilo único y personal, que lleva desarrollando más de cuarenta años.

Sus fotografías son bodegones de objetos cotidianos, modificados o creados por él mismo, que después fotografía con luz natural.

Toda su obra se fundamenta en el juego visual que ejercen estos objetos, aparentemente cotidianos, con nuestra memoria visual, creando una fricción cognitiva que siempre termina en sonrisa.

Madoz es Premio Nacional de Fotografía y uno de los autores españoles con mayor proyección internacional, gracias a su lenguaje fotográfico cercano y accesible, añadido a un cuidado inconfundible de la luz y los materiales que utiliza.

 

Las claves

Madoz está considerado el fotógrafo español «con mayor proyección internacional’, lo que significa que, al margen de si obra es trascendente o no, es muy exportable.

Lo cierto es que su obra está dotada de una capacidad asombrosa para ser entendida, aparentemente sencilla, pero que nunca despierta esa reflexión frecuente en el público sobre que sus fotografías la hace cualquiera. Es así porque cualquiera no las hace.

Esto radica en que Chema Madoz es un artista conceptual cuyas fotografías nacen como una idea en la cabeza, ideas que después hace realidad con sus propias manos fabricando o modificando los objetos, que finalmente fotografía para dotarlos de ese realismo que tradicionalmente se asocia con esta disciplina fotográfica.

Proyección internacional

Aunque Chema Madoz se considere fotógrafo y se le atribuya la proyección internacional que se le atribuye, lo cierto es que Madoz es un artista con un lenguaje propio capaz de evocar nuestras emociones más profundas a partir de los objetos más mundanos, por eso sus fotografías emocionan a niños y adultos.

Algo que muy pocos son capaces de hacer, y no sólo en España.

Arte propio dentro de una fotografía

Madoz utiliza la fotografía para materializar sus ideas, pero la fotografía es el medio, no es el fin. Esta es la razón por la su obra trasciende lo que normalmente se considera como una fotografía y evoca no sólo a fotógrafos, sino a escultores, escritores o poetas.

Idioma propio

Desde sus inicios, Madoz explora un lenguaje que ha hecho suyo: las metáforas visuales con objetos cotidianos para hablar de nuestros sueños, emociones y miedos a partir de lo que esos objetos podrías ser.

Universalmente comprensible

Si de algo goza la obra de Madoz es de la capacidad de ser comprendida por cualquier persona, esté formada en arte, fotografía o no. Evidentemente que alguien con nociones podrá explorar más capas dentro de su obra, pero la idea central será perfectamente comprendida siemrpe.

Reducido al mínimo

Madoz ha conseguido como pocos reducir al mínimo toda necesidad técnica, expresiva y plástica: un marco cuadrado, un objetivo normal de 50mm, blanco y negro, luz natural… todo queda relegado a la idea y nada la eclipsa, de forma que sus imágenes son tan sencillas visualmente que permiten al lector proyectarse y sumergirse de lleno para poder completar toda esa ‘sencillez’ que, paradójicamente, se vuelve tan profunda.

"Desde que pongo un pie en el suelo hasta que me acuesto estoy con una especie de antena puesta. No estoy trabajando todo el día, pero la mayor parte del día estoy alerta, fijándome en todo lo que me rodea. Cuando fotografío un objeto y lo llevo a la pared, lo llevo a un territorio muy especial: el objeto está presente, sin tener una presencia física. Se convierte en una especie de evocación. Es un territorio en el que me muevo con soltura: la idea de evocar, relacionar el objeto con esa inmaterialidad del ¿existe? ¿no existe…? Tiene mucho más que ver con nuestra cabeza que con la presencia física del objeto"

- Chema Madoz

Biografía

Biografía de Chema Madoz

José María Rodríguez Madoz (Chema Madoz) nace el 20 de enero de 1958 en Madrid.

Hijo único, desde pequeño se acostumbra a estar y jugar solo: «Me agrada la compañía de la gente, pero necesito mi parte no tanto de intimidad sino de soledad. Creo que sí existe un vínculo entre la forma de trabajar y la manera de relacionarte con los demás. Difícilmente en una reunión de varias personas vaya a ser yo la alegría de la huerta. Tiendo a estar en un segundo plano un poco por mi propio carácter. Disfruto de estar presente, pero en una actitud que me permita mantener una mirada observadora».

Una anécdota recurrente de su infancia ayuda a comprender su fascinación por los objetos y su posible transformación para ser otra cosa o significar otra cosa: «mi madre me había llevado a una clase para niños que todavía no teníamos edad de ir al colegio. Era en una casa particular. La daba una señora del barrio en el que vivíamos, y había que llevar una banqueta. Me acuerdo del detalle de la banqueta, y de que el primer día llega-mos tarde. Todos los demás niños estaban ya sentados alrededor de una mesa grande en la cocina, y no había espacio para mí. La profesora me dijo: »No te preocupes, ahora mismo te preparamos un sitio», y, sin pensárselo dos veces, abrió la puerta del horno para que me sirviera de pupitre. Me senté en mi banqueta con mi cuaderno sobre la puerta abierta, mirando el interior negro del horno. Supongo que entendí pronto la posibilidad de que algunas cosas pueden cambiar de uso y de apariencia muy rápidamente».

Etapa universitaria

Madoz estudia Historia del Arte en la Universidad Complutense de Madrid entre 1980 y 1983. Es aquí donde estuvo expuesto por primera vez al estudio de fotográfico, aunque simultanea la carrera con los estudios de fotografía en el Centro de Enseñanza de la Imagen de Madrid.

La Real Sociedad Fotográfica de Madrid expuso la primera muestra individual del autor en el año 1984.

En 1988 la Sala Minerva del Círculo de Bellas Artes (Madrid) inauguró su programación de fotografía con una exposición de sus trabajos. Dos años después, en 1990, comenzó a desarrollar el concepto de objetos, tema constante en su fotografía hasta la fecha. Según el propio Madoz, «fue todo un descubrimiento para mí encontrarme con la posibilidad de trabajar con algo con lo que realmente disfrutaba, que me permitía contar historias y me brindaba la posibilidad de crear una realidad distinta».

En 1991 el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía mostró la exposición ‘Cuatro direcciones: fotografía contemporánea española‘ que llevará de manera itinerante por varios países. Algunas fotografías de Madoz forman parte de esta exposición. Ese mismo año recibió el Premio Kodak.

Es galardonado con el Premio Nacional de Fotografía en el año 2000.

Primera etapa de Chema Madoz (1980-90)

La primera etapa se caracteriza por empezar a explorar lo que después se convertira en su propio lenguaje y universo: las metáforas y juegos visuales donde nada es lo que parece.

Lo hace en escenarios exteriores y con personas, dos elementos que poco a poco irá abandonando para centrarse en los objetos y en su estudio.

«Desde mi punto de vista hubo un punto de inflexión en el trabajo al tomar conciencia de que, cuando salía con la cámara a buscar esas localizaciones que sirvieran de detonante para construir las imágenes, ya me rondaban previamente en la cabeza. Con el paso del tiempo se hizo evidente que, en realidad, estaba persiguiendo escenaríos que se adaptaran un poco a esa idea que tenía en mente. Creo que es ahí donde se produce un corte. Hay un cambio en el trabajo cuando hago esa reflexión y decido no salir más con la cámara a buscar esos escenarios, sino provocarlos. Crearlos, más que provocarlos.

Fue una decisión totalmente consciente. Como también lo fue la desaparición de la figura humana presente en las primeras fotografías. Desde mi punto de vista, ese elemento no estaba aportando nada. Eran sólo figuras que utilizaba desde una perspectiva muy formal para construir imágenes bastante cercanas a la metáfora y la paradoja. No tenían peso como personajes ni mostraban o contaban sus propias emociones. Me pareció que había llegado un momento en el que, si no estaban añadiendo un matiz propio, lo más lógico era continuar con un proceso de búsqueda de algo más esencial, que eliminara los elementos superfluos. Eso acabaría por hacerlas desaparecer, pero abría la puerta a otras formas de expresión».

Chema Madoz en 1996 Foto: Rafael Sanz Lobato

Documental de Chema Madoz ‘Imprescindibles’ de RTVE

El documental ‘Imprescindibles – Chema Madoz, regar lo escondido’ se emitió por primera vez en 2013.

Se trata de un documental biográfico sobre el fotógrafo que nos acerca a su proceso creativo a través de varias entrevistas con Madoz y con otros artistas, escritores, fotógrafos que han reflexionado sobre su obra.

En este documental han participado entre otros, el pintor Fernando Bellver, el galerista Borja Casani, la escritora Menchu Gutiérrez o el comisario de exposiciones Alejandro Castellote. Amigos y colaboradores de Madoz que nos han dado las claves para entender su obra. Las resonancias que le unen a Joan Brossa, a José Val del Omar, al surrealismo y a las greguerías de Gómez de la Serna.