Elliott Erwitt (París 1928 – Nueva York 2023) fue uno de los fotógrafos más ilustres y versátiles del siglo XX. Fotógrafo de mirada inteligente e irónica, talentoso fotoperiodista, exitoso fotógrafo publicitario y presidente de la prestigiosa agencia Magnum en los años 60 en dos ocasiones (1961 y de 1966 a 1969). Fue un maestro de la simplicidad y un excelente humorista a través de la imagen.

Las claves

Elliott Erwitt es uno de los fotógrafos más famosos y referenciados del siglo XX. Ha fotografíado prácticamente a todos los rostros relevantes de la cultura occidental de su época, al tiempo que ha conformado un archivo personal prácticamente inabarcable.

Recientemente fallecido, firma una carrera profesional de más de siete décadas y con un éxito relativamente temprano, bajo los mejores paraguas y con los más exclusivos padrinos en el oficio.

Además, su trabajo personal es uno de los más exitosos comercialmente, del que ha podido vivir holgadamente (y mantener a varias esposas y los correspondientes hijos) así como desarrollar sus proyectos como buenamente ha querido. Decir que cualquier persona ha visto alguna de sus fotografías en cualquier momento de su vida no sería mentira y ayuda a visualizar la envergadura del personaje.

Sin embargo, todo esto contrasta con su escasa o nula aparición en los libros de Historia de la Fotografía o del Arte, como tampoco figura entre los nombres más relevantes cuando se cierran antologías periodísticas, de moda o publicidad. ¿Por qué? 

Humanismo exaltado

Si hay un concepto unánime a la hora de explicar la obra de Erwitt por expertos, comisarios o docentes, es el del sentido del humor, cuando no, la irreverencia o la comedia en general.

Algo que el propio autor ha fomentado y subrayado en entrevistas, películas documentales o en sus propios escritos y libros.

Hablar de la obra de Erwitt sin hablar de su personal sentido del humor resulta una tarea complicada.

Sin embargo, en rasgos generales, sus encargos y trabajos profesionales no siempre están ligados a una fotografía desenfadada. Su mirada, heredera del humanismo positivista de la escuela de París, con Cartier-Bresson o Doisneau a la cabeza, supo buscar también la belleza en lo cotidiano, con la casualidad como elemento estético, la descontextualización de la anécdota o la composición perfecta del momento decisivo, en fotografías de una perfección estética envidiable.

Con todo, su humanismo -muchas veces exaltado- y la búsqueda constante de la complicidad del espectador popular, llevó al propio Erwitt a banalizar en gran medida su trabajo, que se ha multieditado de forma autocomplaciente y estrictamente comercial, sin que podamos encontrar apenas momentos, libros o exposiciones con una mínima intención o mucho menos un mínimo de trascendencia.

Trotamundos en 3ª persona

Otra de las claves que ayuda a comprender su trabajo es la de su condición de trotamundos.

A diferencia de otros autores de la escuela de París (como Kertesz, Doisneau o Brassai), Erwitt no fotografió una ciudad o un territorio, sino que fue alguien que recorrió mundo y supo ver a todas las personas por igual.

Un obra en tercera persona que desarrolló infinidad de series no seriadas entre las que destacan sus fotografías de perros, museos, parejas…

Humor que busca la complicidad

Como quien utliza el sentido del humor en momentos sociales que le resultan incómodos, Erwitt fotografía en los años más duros de la posguerra, la caza de comunistas o la guerra fría con una mirada que busca la evasión a través de la sonrisa complaciente.

Se ríe de todo e ironiza de todo. Eso sí, sin caer en lo hiriente o en la fribolidad. Su mirada es siempre amable y lo que busca fundamentalmente es la complicidad del observador, de quien se asoma a sus fotografías.

Además, nunca tituló sus obras, algo que podría haber sido tremendamente tentador. En sus pies de foto sólo se encontrará una fecha y un lugar. Dejando a quien se asoma toda la distancia y el espacio para encontrar el motivo que despierte la sonrisa.

Podría decirse, sin demasiada exageración, que Erwitt es el padre de todo un estilo que vendría después dentro de la street photograhy o fotografía de calle que busca lo que hoy en día se conoce como el ‘gag’ visual, que después heredarían autores como Meyerowitz, Mermelstein, colectivos como InPublic y otros autores contemporáneos como Pau Buscató.

El legado de Erwitt es enorme y su obra, la de alguien inteligente que va más allá del chiste. Realmente siente apego por aquello que fotografía y se reconoce en las escenas que inmortaliza. 

Biografía de Elliott Erwitt

Primeros años

Elliott Erwitt nació en París el 26 de julio de 1928 en el seno de una familia rusa judía desplazada que sólo tuvo un hijo. A los diez meses de edad sus padres se mudaron a Milán, y allí vivieron los tres hasta los 10 años del pequeño Erwitt. Con el avance del nazismo, los tres regresaron a París en 1938 y, un año después, «dos días antes de que estallase la II Guerra Mundial», emigraron a Estados Unidos.

El pequeño Erwitt de apenas 11 años de edad pasó mucho miedo, tal y como recuerda y confiesa en el documental rodado en sus últimos años de vida.

Aquel barco que le llevaría de su Europa natal a su nuevo país de acogida, Estados Unidos, fue el último que zarpó desde la Francia no ocupada. «Navegaba con las luces apagadas para evitar ser detectado por los submarinos de guerra», recuerda Erwitt ochenta años después de dicho viaje a la libertad.

"Creo que si te haces una foto a ti mismo, más vale que intentes hacerla un poco divertida. Creo que mucha gente se toma a sí misma demasiado en serio, cogiendo una pipa y cosas del estilo"

- Elliott Erwitt

Desarraigo y profundo interés por la experiencia humana

Tras dos años en Nueva York, en 1941, teniendo Elliott Erwitt 13 años, se mudó junto a sus padres Los Ángeles.

A los 16 años, sus padres se habían separado y se habían marchado. Elliot Erwitt se quedó solo en Los Ángeles

Para Erwitt, emigrante e hijo único, que continuamente sintió el desarraigo, la fotografía sirvió inicialmente como un medio para explorar un mundo caótico e incierto. Con este constante tránsito de ciudades habitadas y vividas, pronto desarrolló un agudo sentido de la observación y de la curiosidad por la experiencia humana.

En 1946, a los 18 años, realizó su primera fotografía. Empezó a trabajar en un laboratorio de revelado y seguidamente inició sus estudios fotográficos en Los Ángeles City College

En 1947, a los 19 años se convirtió en ciudadano americano.

En 1948, a los 20 años de edad, Elliott Erwitt regreso a la ciudad a la que se mudó a los 11 años procedente de Europa: Nueva York y donde había vivido hasta los 13.

Trabajó como conserje a cambio de recibir clases de cine en New School for Social Research.

Fue aquí donde conectó con la fotografía de la vanguardia europea de André Kerstéz, Brassaï y Man Ray. y a partir de este momento floreció su visión artística.

Entre las calles de la gran ciudad, capturó las expresiones fugaces de extraños, la sencillez de las interacciones cotidianas y la espontaneidad en los paisajes urbanos. Estos primeros trabajos sentaron las bases de lo que sería su característico estilo.

Fue en esta época cuando Erwitt conoció Edward Steichen, Robert Capa (que le abriría las puertas de Magunum) y Roy Stryker.

En 1949, a los 21 años de edad Elliott Erwitt regresó a Europa tras diez años entre Nueva York y Los Ángeles y pasó un año viajando por su país de nacimiento (Francia) y por el país en el que creció (Italia).

A su regreso a Nueva York en 1950, con sólo 22 años, Erwitt comenzó su trabajo como fotógrafo profesional, siendo ya un reconocido fotógrafo.

En 1951, con 23 años, fue reclutado para el servicio militar, donde llevó a cabo ensayos fotográficos mientras servía en una unidad del Cuerpo de Transmisiones del ejército estadounidense en Alemania y Francia.

"La idea de la inspiración me resulta extraña. El interés no tiene por qué ser una inspiración. La inspiración parece un concepto sagrado que proviene de Dios o algo parecido"

- Elliott Erwitt

1955: 'Family of Man' y el salto de Elliot Erwit al estrellato

Elliott Erwitt New York City, USA. 1953. © Elliott Erwitt | Magnum Photos

De vuelta en Nueva York, pronto se rodeó de maestros como Edward Steichen, el editor gráfico John G. Morris o Henri Cartier-Bresson.

Cartier-Bresson, a quien admiraba profundamente tiempo atrás y su amigo Robert Capa (ambos fundadores – junto con David Saymour y George Rodger de la Agencia Magnum nacida en 1947) le animaron a dedicarse al fotoperiodismo y en 1953, teniendo 25 años, y habiendo acabado ya el servicio militar, su amigo Robert Capa le invitó a formar parte de la Agencia Magnum, que había nacido seis años antes.

Pronto comenzó a ascender en aquella agencia que permitía a los artistas conservar la propiedad de sus fotografías y producir sus propios proyectos creativos en lugar de depender de los encargos editoriales.

Ese año 1953, Elliot Erwit se convirtió en padre por primera vez. Nació su hija Ellen, fruto de su matrimonio con Lucienne, la primera de sus cuatro esposas.

En 1955, a los 27 años de edad, cuatro de sus fotografías se expusieron en la famosísima exposición ‘Family of Man’ en el Museo de Arte Moderno de Nueva York MoMA: la muestra que contribuyó a que la fotografía artística entrara a formar parte del contexto museístico.

En 1961 Elliot Erwit presidió por primera vez la Agencia Magnum (volvería a presidirla de 1966 a 1969). Allí fomentó el espíritu colectivo y bien común del grupo. Apostó por la expansión de las actividades hacia el mundo de la publicidad y los encargos para empresas alejándose del campo periodístico puro, hecho que varios de sus compañeros no vieron con buenos ojos, pero que posibilitó que los fotógrafos mejoraran sus ingresos.

De 1961 a 1963, durante el mandato de J.J. Kenedy, fue fotógrafo acreditado de la Casa Blanca y retrato a todas las personalidades políticas de aquella época: Che Guevara, Khrushchev, Fidel Castro, Grace Kelly, Marylin Monroe, Jack Kerouac, Yukio Mishima, Simone de Beauvoir, William Carlos Williams

Compaginaba su trabajo en Magnum con sus encargos como fotógrafo independiente para las destacadas
revistas Look, LIFE, Holiday y París Match, y haciendo campañas y anuncios para marcas comerciales como Coca-Cola. Sus imágenes publicitarias –para las que reservaba el uso del color– adquirían cada vez más relevancia mundial, a la par que sus fotografías personales, elogio y reconocimiento.

"Haces fotografías hasta que consigues la mejor, en teoría, así que la última es la que te interesa"

- Elliot Erwit

USA. California. Elliot ERWITT. 1976.

Años 70-80: Elliott Erwitt apuesta por el cine y la televisión

FRANCE. Ile-de-France region. Paris. 6th arrondissement. Rue des Grands Augustin. MAGNUM MEETING. From left to right : Josef KOUDELKA, Dennis STOCK, Elliott ERWITT and Henri CARTIER-BRESSON. Saturday June 26th, 1982.

En los años 70, Erwitt enfocó su actividad en el cine y la televisión. Dirigió y produjo varios cortos notables (Arthur Penn: The Director, 1970; Beauty knows no pain, 1971 o The glass makers of heart, 1977).

En los años 80, Elliott Erwitt participó una veintena de producciones para HBO.

Años 90: publicaciones de libros y catálogos

USA. New York City. 1989. Magnum Photos meeting.

Desde los 90 siguió ligado a la fotografía con proyectos dispares que abarcaban sesiones para revistas y publicidad, la edición de libros y catálogos, llegando a publicar más de 25, y la organización de exposiciones en galerías y museos de todo el mundo.

Elliott Erwitt viaja por todo el mundo, acudiendo a ferias y firmando en persona su obra, como se muestra en el documental homenaje a su carrera del que os hablaremos en el siguiente bloque.

Exposición 'Elliott Erwitt. La comedia humana'

Las instituciones más importantes del mundo le han dedicado exposiciones monográficas destacan el MoMA de Nueva York y el Art Institute de Chicago.

Una lista de exposiciones individuales en instituciones relevantes incluye el Museo de Arte Moderno de Nueva York, el Instituto de Arte de Chicago, el Smithsonian de Washington, el Museo de Arte Moderno de París (Palais de Tokio), el Kunsthaus de Zúrich, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid, el Barbican de Londres, el Museo de Arte de Nueva Gales del Sur de Sídney, así como diversas galerías e instituciones en China y Japón.

Una de las últimas ha sido la exposición ‘Elliott Erwitt. La comedia humana’, en la Fundación Canal en Madrid.

Documental 'Elliott Erwitt. Silence sounds good'

Un documental estrenado en 2019, cuando Elliott Erwitt tenía 91 años, captura la forma de ser y de seguir trabajando de un nonagenario Elliott Erwitt.

Lo rodó la fotógrafa documental y cineasta catalana residente en Nueva York Adriana López Sanfeliu, que asistente de Elliot Erwitt durante la última década de vida del famoso fotógrafo, tras conocerle en un bar.

En este documental que está disponible en la plataforma FilmIn la audiencia puede conocer a un nonagenario Erwitt, repasando su vida y realizando sus últimos viaje a Cuba, donde encontró a su último gran amigo Canelo.

En el documental ‘Elliot Erwit. Silence sounds good’, esta historiadora de Arte y Diseño Gráfico que estudió Fotografía Documental en el ICP de Nueva York, donde trabajó como fotoperiodista y desarrolló ensayos de fotografía documental de larga duración como ‘Life on the Block’ graba al genial fotógrafo en su apartamento con vistas a Central Park, en el que atesora miles de copias y donde trabaja con su equipo y realizando varios retratos en la isla de Cuba.

En este documental rodado en inglés con subtítulos en español, el espectador descubre a un entrañable fotógrafo de más de 90 años que aún conserva la pasión por hacer fotos y por viajar. Las escenas cotidianas de su vida en relación a la fotografía ponen de relieve que hasta el último día conservó intacto su sentido del humor.

Elliott Erwitt murió en Manhattan a los 94 años de edad

«Con gran tristeza anunciamos el fallecimiento del querido fotógrafo de Magnum, Elliott Erwitt. ⁠ Murió pacíficamente en su casa rodeado de familiares», informó el 30 de noviembre de 2023 la agencia Magnum que el genial fotógrafo presidió en los años 60.

Elliott Erwitt murió a los 95 años de edad dejando un inmenso archivo fotográfico.

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