La fotógrafa vitoriana María Azkarate trae al simposio su proyecto ‘Tercer Paisaje’
María Azkarate, autora del proyecto fotográfico ‘Tercer Paisaje. Una utopía contemporánea’, que le convirtió en ganadora del Certamen de Fotógrafas Emergentes Baffest, desarrolla una narrativa en torno a la segunda oportunidad de la naturaleza, que aprovecha para resurgir tras el paso del hombre, poniendo en valor a las plantas, sin las cuales no existiríamos, y que seguirán cuando nosotros ya no estemos aquí.
Azkarate presenta su trabajo en su ciudad natal
La arquitecta vitoriana afincada en Pamplona María Azkarate fotografía con una profundidad discursiva brillante los acontecimientos que encuentra en el tercer paisaje de las ciudades de habita: esos espacios que se desarrollan libre y felizmente cuando el humano les da la espalda, después de haberlos intervenido, y en los que ella retrata magistralmente la metáfora de la diversidad. María Azkarate regresa a Vitoria-Gasteiz para participar en el I Simposio Nacional de Fotografía de Autor ‘Jardín Remoto Experience’ y mostrarnos cómo le hablan a su cámara esos jardines que para la gran mayoría no son tal.
"Fotografío ese paisaje que queda, al que nadie presta atención"
-María Azkarate
'Tercer paisaje. Una utopía contemporánea'
En sus paseos fotográficos por el tercer paisaje -esos espacios residuales que están al margen de la actividad económica humana y a los que nadie presta atención- ella encuentra una lógica y un valor.
«Hay una sensación muy bonita de soledad y de descubrimiento de huellas, de presencia humana. En ese espacio aparentemente no pasa nada, pero hay usos humanos en ese territorio», le cuenta al periodista, fotógrafo y profesor de fotografía Gustavo Bravo en una entrevista concedida a La Tercera de FotoKalea, origen del metaverso de la fotografía ‘Jardín Remoto’.
«Estos espacios tienen sus lógicas y hay que darles un valor. En las zonas residuales de la actividad humana hay futuro: es una utopía contemporánea. La acción brutal del humano en el territorio se puede recuperar. Hay que permitir espacios en los que el humano no intervenga para proteger la biodiversidad, pues en realidad estos lugares reconquistados por la naturaleza son una de las principales reservas de biodiversidad a día de hoy».
María Azkarate centra su mirada en los solares vacíos, los bordes de las carreteras, las lindes tanto del paisaje urbano como del rústico, entre parcelas, en los ribazos, en las zonas que se dejan sin cultivar… Azkarate repara en esa naturaleza que vuelve a colonizar los espacios que han tenido un uso humano o a los que, en el proceso de ordenación del territorio, no se les ha dado un uso. María Azkarate repara en lo que vendría a ser algo así como la ‘basura’ de la ordenación del territorio.
«Pienso que esas plantas podrían ser edificios. Son muy interesantes desde el punto de vista plástico. Me descubrí mirando con mucho asombro e interés aquellas plantas secas. El mundo es infinito, cada rincón del mundo es inagotable desde el punto de vista del conocimiento. A medida que se va consolidando el tercer paisaje, las especies se van consolidando. Cada espécimen podría ser objeto de estudio durante años», le explica María Azkarate a Gustavo Bravo.
A María Azkarate, que sabe mirar y escuchar, el tercer paisaje de la ciudad le habla. «Los paisajes intentan contar pequeños acontecimientos: acontecimientos propios de la vegetación (una determinada manera de crecer y apropiarse del territorio) o de los usos humanos». No hay idea romántica del tercer paisaje, sino crudeza.
Toda acción de ordenación del territorio genera espacios residuales que no tienen uso humano ni explotación económica prevista. Y hubo una explosión de estos espacios en la crisis del ladrillo de 2008. «De 2008 a 2015, con las grandes urbanizaciones abandonadas por la crisis, en esas parcelas vacías tenemos grandes jardines, aunque nos cueste identificarlos como tal». Por ello en sus fotografía María Azkarate se centra mucho en la vegetación más que en las características espaciales de estos espacios que fotografía con intención desde el año 2017.
Diversidad y libertad
Conceptualmente hay dos categorías: los estadios -el proceso de crecimiento del tercer paisaje desde que es un solar yermo con tierra removida hasta que crecen las primeras especies y se convierte en un bosque si se deja libre- y las situaciones o acontecimientos -por ejemplo un colchón lleno de hojas, un solar vacío con una caja vacía a la espera de que llegue el cableado…-.
La diversidad es el tema fundamental del trabajo de María Azkarate, al que llegó desde un planteamiento teórico. «Me interesa todo el planteamiento teórico del tercer paisaje como metáfora de que los márgenes son un ámbito de libertad para las personas y de que en esos márgenes hay una mayor diversidad de conductas humanas, de maneras de hacer, de comportarse, de entender el mundo y vivir la vida».
Esas zonas temporalmente autónomas y un poco al margen de las corrientes principales le llevaron a querer mostrar esa diversidad a través de su proyecto ‘Herbario’, en el que fotografía las ‘malas hierbas’ más hermosas a modo de personas retratadas.
En sus paseos por polígonos industriales en los que no esperarías encontrar nada, ella empezó a descubrir que cada una de aquellas plantas tenían una estructura fascinante y que esa especie se transformaba por completo con el paso de las estaciones.
"Me interesa que la forma fotográfica responda a lo que quiero contar"
-María Azkarate
Herbario
Además de la cámara, en sus paseos por el tercer paisaje María Azkarate también llevaba consigo unas tijeras de podar para recolectar aquellas especies de estructuras fascinantes que tanto le asombraban y cuyos nombres científicos y propiedades medicinales investigaba.
Fascinada por aquella bellísima diversidad, comenzó a retratar estas especies como si fueran personas, colocándolas sobre una banqueta, en un soporte que las mantuviera en pie, ante un fondo blanco e iluminadas con la luz natural que entraba por la ventana de su casa. Cada día fotografiaba las especies recogidas durante dicha jornada, usando varios modelos de cada especie y los fotografiaba desde diferentes ángulos, algunas con tubos de extension y otras sin macro, para que todas ellas tuvieran una proporción semejante, siendo todas de tamaños diferentes. De cada especie escogía la mejor fotografía y con todas realizó su herbario con 200 «retratos» que era un reflejo de la belleza de la diversidad que se encuentra en los márgenes olvidados en los que nadie repara. «Tanto la diversidad natural como la diversidad humana es valiosa y la debemos preservar».
En el formato publicación impresa, María Azkarate presenta estos «retratos» de las especies en dípticos por una cuestión plástica y porque así se genera el juego de averiguar si son de la misma especie o son distintas, para de nuevo incidir en la idea de la diversidad. Y en el formato expositivo enfatiza las imágenes a través del formato, haciendo que todos los tamaños coincidan y que, en pared, las plantas tengan una proporción humana. «Al darles ese tamaño incido en otorgarles características humanas. En gran formato, las fotografías de mis paisajes -que, sin ser descriptivas, ponen en contexto el tercer paisaje: bordes de las carreteras, edificios abandonados… – se pueden escrutar para poder ver con detalle las diferentes especies que los habitan».
'Limiferia': la periferia universal
Y a la par que fotografiaba el tercer paisaje y las fascinantes especies que en él hallaba, María Azkarate desarrolló otro proyecto enfocado a la idea de que todas las periferias de todas las ciudades son en realidad la misma. Este proyecto comenzó como una serie de un proyecto coral llamado ‘Ciudad Genérica’ realizado con sus compañeros del colectivo Punto de Catástrofe: siete apasionados por la fotografía de Pamplona que se conocieron en un curso impartido por el maestro Carlos Cánovas. Ella llamó a su serie ‘Limiferia’, en referencia a esa especie de línea gruesa que hay cuando la ciudad termina.
«Las ciudades tienden a converger: cada vez se parecen más. Su carácter se forja a base de mercadeo, invirtiendo en los centros que llegan a parecer parques temáticos para el turismo y quedándose la periferia como un simple cúmulo de rectángulos. Este trabajo es una serie de seis fotografías que aglutina esta idea. Es una ciudad pero podría ser cualquier otra».
María Azkarate es de la opinión de que todo jardín debe crecer a su ritmo y con sus propias dinámicas y nosotros, en Jardín Remoto, no podemos estar más de acuerdo con ella. Este domingo 11 de junio por la mañana María Azkarate se convertirá en la flor más fascinante de nuestro jardín.